La modificación de la Ley 180, denominada Ley Corta, no sólo es políticamente incorrecto, sino también constitucionalmente inviable, según el jurista y presidente del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE), Dr. Raúl Otero Lugones.
Es políticamente incorrecto, explicó porque la demanda de modificación emerge de “una contra marcha alentada por el gobierno que no tiene legitimidad social, y que no hace más que mostrar el carácter ofensivo y desafiante de los productores de coca, recordando los tiempos de los bloqueos del Chapare donde la comercialización ilícita desafiaba al comercio legal”.
El presidente del FOBOMADE lamentó que los portavoces de la contra marcha aparezcan en declaraciones públicas “vestidos a la usanza campesina de las tierras altas, hablando de los originarios y exigiendo que el camino de penetración entre por medio del TIPNIS”.
Aseguró que tanto la dirigencia del CONISUR como los voceros de gobierno que los secundan en sus demandas, “están instigando públicamente a la violación del Art. 403 que norma la integralidad del territorio indígena originario campesino, que incluye el derecho a la tierra, al uso y aprovechamiento exclusivo de los recursos naturales renovables; a la consulta previa e informada y a la participación en los beneficios por la explotación de los recursos no renovables que se encuentren en sus territorios”.
Según Otero Lugones, es constitucionalmente inviable modificar la denominada Ley Corta, porque al hacerlo se “incurrirá en violación de los Artículos 32, 9 Numeral 6, 13 P. IV y, 30 numerales 10 y 15 y en el delito de traición a la patria tipificado por el Artículo 124 Numeral 2, así como del régimen constitucional de recursos naturales y otras figuras del Código Penal sobre asociación ilícita, amenazas, conspiración y otros”.
Además de esas transgresiones, el jurista aseguró que “poner en riesgo la vida y supervivencia de las etnias asentadas en territorio del TIPNIS, abre la competencia para la persecución penal de todos aquellos que intervengan en alguna forma en el desplazamiento o destrucción de tales etnias y su hábitat por el Tribunal Penal Internacional”.
En su opinión, la contramarcha protagonizada por cocaleros y colonizadores “busca escamotear las resultados de la VIII Marcha del TIPNIS opuesta a la violación del parque Isiboro-Secure, punto crucial en la protección de la Amazonia amenazada por las grandes transnacionales y los intereses expansionistas del Brasil, que de satélite privilegiado pretende asumir rol hegemónico en el continente sudamericano”.
Lamentó la actitud “obsecuente de los actuales administradores públicos del país que se están poniendo al servicio de los intereses del Brasil, mostrando ignorancia en el manejo de la cosa pública y de las relaciones internacionales”.