En entrevista con Prensa Latina, aclara, no obstante, que no existe una comunidad indígena: existe una población de ascendencia indígena que está en cualquier parte de Cuba y esa es la diferencia con las reservas de indios norteamericanos o las más de 30 etnias de Venezuela. La polémica está abierta, pero en los últimos años se aprecia que gana espacio la teoría sobre una mayor presencia indígena en la nación cubana de lo aceptado hasta ahora.
P. Hartman, si como usted y otros estudiosos sostienen no hubo extinción de los indígenas en Cuba, ¿por qué ese concepto ha primado durante años?
R. El primer prejuicio que tenemos es el colonialista. Recuerdo una figura clave de nuestra historia: el cacique Guamá. De Hatuey (llegado de La Española) se sabe porque Fray Bartolomé de las Casas lo describió, pero de Guamá nunca se habló hasta después de la Revolución de 1959. Es el historiador Juan Jiménez Pastrana quien publica un libro sobre Guamá, a quien la doctora Hortensia Pichardo (1904-2001) consideró el primer cacique cubano que se enfrentó al ejército español y con macanas, arcos y flechas lo mantuvo durante 10 años inquieto y en zozobra. Fue un prejuicio el del indio concebido como pobre salvaje, ignorante, depauperado. Luego por falta de estudio, profundidad, e investigaciones, sencillamente se dijo: "los indios están extinguidos en Cuba".
P. ¿Qué elementos hablan de la presencia indígena posterior?
R. Algunos datos interesantes: en 1589 Fray Escobedo describe en su poema La Florida que en Baracoa se comía casabe y palmito y otras costumbres aborígenes y en 1701 se funda el poblado indígena Jiguaní. Hay elementos importantes, como que los colonialistas españoles eliminan del censo el término "indio", que pesa al hacer un análisis. Pero pasa un tiempo y en el Archivo Nacional el historiador Rolando Pérez halla documentos según los cuales en San Luis del Caney de Santiago de Cuba había más de 800 indios registrados.
En el siglo XIX, los indios de Yateras (este de Cuba) conformaron el regimiento Hatuey y decidieron la batalla de Sao del Indio, con los (hermanos independentistas Antonio y José) Maceo. Después vendrían estadounidenses durante la ocupación e intervención cultural y varios de ellos describen la presencia física indígena. Estoy hablando de cuatro siglos, hay indios, pero no podemos hablar de la pureza, existe el mestizaje, pues Cuba es un ajiaco como decía Fernando Ortiz; son procesos de transculturación cultural étnica que nos han dado esta identidad que es llamarnos cubanos.
Luego el doctor Manuel Rivero De La Calle y otros estudiosos en una expedición a Yateras, hoy municipio Manuel Tames, hacen mediciones antropométricas y concluyen que los residentes son amerindios. Ese informe pasa a la Academia de Ciencias pero apenas se conoce. Yo consulté esa documentación y me ha servido para argumentar esto. El doctor José Barreiro también ha documentado la descendencia de indígenas en el municipio Manuel Tames, donde vive el cacique Panchito.
P. ¿Cuáles son otras herencias, que no tienen que ver con lo físico?
R. Está la vivienda que es el bohío. Lógicamente con las improntas españolas de hacer cuartos, letrinas y cocina. Pero el bohío es hecho de palma, como lo describe Cristóbal Colón cuando llega a Baracoa. También podemos encontrar el casabe, comida heredada de los indios (hecha de yuca o mandioca) y ¿quiénes la comemos? ¡Todos! Es una presencia, un ápice, un grano de ese plato que es la nación cubana. Hay otros aspectos interesantísimos. Sobar es una especie de acupuntura indígena, y todavía se soba en algunos lugares. Ahí está una presencia de los ancestros que marca la identidad. Está el dominio de las plantas medicinales, aunque se perdieron algunas tradiciones, pues los campesinos cuando las cortaban le pedían permiso y hacían oraciones igual que si se iba a cortar una palma para un bohío.
El campesino todavía dice "mi conuco", y ¿qué es conuco? Una palabra indígena. O la "coa". El joven utiliza ese palo puntiagudo para sembrar y no sabe que se llama coa ni que viene de nuestros ancestros. Muchos prejuicios nos llevaron a decir: el indio se extinguió, pero no, existe en la espiritualidad, costumbres y tradiciones muy arraigadas.
P. Se habla asimismo de la relación de la danza indígena, con el espiritismo de cordón.
R. Investigadores como José Antonio García, de la Biblioteca Nacional, estudiaron las similitudes del areito y el espiritismo de cordón. También Cesar García Del Pino decía que en la toma de La Habana por los ingleses lucharon indios de Guanabacoa contra la presencia británica, estoy hablando de 1762. Hay documentos en el museo de Guanabacoa sobre la presencia del indio en el occidente cubano. Pero esto no ha tenido la divulgación requerida para que adquiera un nivel de apropiación de lo que representan nuestros antecesores en la cultura.
P. Algunos acusan a la Revolución Cubana de haber marginado este tema.
R. Es que no existe una comunidad indígena, sino una población de ascendencia indígena que está en cualquier parte de Cuba. No podemos olvidar que nuestro indio caribeño no tenía el volumen poblacional del inca, el quechua o el aimara. Nosotros éramos una expresión indígena caribeña minimizada de acuerdo con la cantidad de población.¿Qué pasó luego de 1959? Me refiero a las rancherías, la Revolución da posibilidades de educación, salud y expresión libre. Los descendientes de indios hoy son ingenieros y están en la Universidad o son médicos.Estudiosos que no han venido a Cuba ni conocen el proceso dicen que no les hemos dado atención. ¿Qué mejor atención que la dada por nuestra sociedad? No hay analfabetismo en ninguna comunidad donde se concentraban cuando (el genetista británico R.R,) Gates estuvo en 1952 o cuando (el estadounidense Mark) Harrington estuvo en 1915 en Baracoa y encontró campesinos analfabetos de ascendencia indígena.
P. ¿Cómo influiría en el concepto de la nacionalidad cubana un mayor conocimiento de la herencia indígena?
R. Sencillamente fortalecería ese sentido enorme de orgullo de pertenencia que tenemos. ¿Quién es el primer cubano que lucha durante 10 años? ¡Guamá! Hatuey es el internacionalista dominicano que viene. Pero el nuestro es Guamá y está en las guerras de independencia y en la vida cotidiana, en el miliciano, el internacionalista, el médico hijo de indio. Por eso es importante conocer que también dependemos en nuestra Historia de esos antecesores, aunque sea con un grano de arroz.
* El autor es Vicepresidente para la Información de Prensa Latina.