La adolescente pudiera ser ahora una más de las jóvenes escolares que con su edad sueñan, juegan y se divierten como se nota a diario en las concurridas y céntricas arterias comerciales de Hanoi. Sin embargo, Van, nativa de la provincia de Tay Binh, presenta ahora una parálisis cerebral que la mantiene en una silla de ruedas.Ella no está postrada por un accidente, sino debido a una secuela genética de padres contaminados con el denominado Agente Naranja, sustancia química tóxica empleada por el Pentágono durante su agresión al país.En este contexto, entre el 10 de agosto de 1961 y 1971, la aviación de Estados Unidos disemina en el sur de Vietnam 80 millones de litros de ese defoliante en un intento por destruir los selváticos bosques empleados por los patriotas para desplazarse en el territorio.Esa dispersión de los casi 20 millones de galones dirigidos a desaparecer la flora y fauna del área, contamina además los ríos y manantiales con el agente químico toxico, del cual uno de sus componentes principales es la dioxina, cuyos efectos permanecen en el suelo por muchos años.Como consecuencia de esa acción criminal, unos tres millones de vietnamitas resultan afectados por las exposiciones de los agentes tóxicos, incluidos más de un millón de niños y 460 mil veteranos combatientes que presentan deformaciones congénitas, cáncer y desórdenes mentales.La magnitud de la barbarie está dada por el hecho de que la cifra de las victimas duplica a las contaminadas por las radiaciones de las bombas atómicas lanzadas también por Estados Unidos el 6 y el 9 de agosto de 1945 sobre las ciudades mártires japonesas de Hiroshima y Nagasaki.Hasta el presente, pese a la atención prestada por el Gobierno y las organizaciones de masas vietnamitas, la mayoría de las víctimas vive con muchas dificultades, en especial las familias que tienen numerosos hijos con malformación congénita.Las autoridades vietnamitas exhortan a Estados Unidos a asumir su responsabilidad moral y espiritual con los millones de víctimas de los productos tóxicos arrojados por su aviación.Además de la ayuda en el suministro de tecnología y equipos técnicos para limpiar los productos químicos subsistentes en ciertos aeropuertos sureños como Da Nang, Bien Hoa, y Phu Cat y la desactivaciones de bombas y minas en varias localidades sudvietnamitas.Estas cuestiones están en parte en desarrollo en el presente respaldadas por la Fundación Ford, que se comprometió a entregar 30 millones de dólares.Ante esta situación, la administración estadounidense solo acuerda cooperar con Vietnam en estudios sobre los efectos del defoliante en las zonas regadas y la población.Pero, como siempre acontece, Washington soslaya en las conversaciones mencionar las entregas de compensaciones a las victimas de su descabellada acción violatoria de convenciones y leyes internacionales.De ahí que tres vietnamitas, a nombres de las restantes victimas, presentaron en marzo del 2004 una demanda judicial de compensación contra 20 empresas estadounidenses productoras del denominado agente naranja.Entre esas firmas figuran Dow Chemical y Monsanto, las dos mayores compañías productoras mundiales del mortífero Agente Naranja.Ese requerimiento judicial, primero de su tipo por vietnamitas a los fabricantes de ese nocivo herbicida, se impuso por tres de las víctimas: las mujeres Pham Thi Phi Phi y Duong Quynh Hoa, y el hombre Nguyen Van Quy.Las secuelas son evidentes: Phi experimentó cuatro abortos y no puede concebir niños. Hoa tiene cáncer y las pruebas muestran alta concentración de dioxina en la sangre, y Quy también sufre esa enfermedad y sus dos hijos tienen malformación congénita.De acuerdo con la Asociación de Victimas del Agente Naranja, este caso se presento en la Corte Federal de Estados Unidos en la ciudad de Nueva York.La reclamación se basa en las leyes federales norteamericanas que posibilitan a extranjeros exigir compensaciones por daños en abiertas violaciones de las leyes internacionales y las comunes concernientes a las responsabilidades de las compañías por sus productos.La misma pide indemnización de la empresa productora por los problemas ocasionados a la salud por el agente tóxico diseminado extensivamente por la aviación en este territorio durante una década, lo que incluso afectó a soldados de Estados Unidos.En este contexto, centenares de soldados estadounidenses expuestos a ese herbicida en Vietnam manifiestan durante años diversos problemas de salud y también demandaron judicialmente a los fabricantes del tóxico.La Dow Chemical y la Monsanto acordaron pagar 180 millones de dólares a esos afectados veteranos de guerra norteamericanos en 1984.Ahora, los millones de víctimas vietnamitas aguardan por los resultados de sus reclamaciones para de una forma u otras tratar de aliviar financieramente sus dolencias provocadas por la salvaje agresión de Estados Unidos y sus firmas productoras de ese herbicida, que por su color amarillo se denomina Naranja, aunque… ácida.* Periodista de Prensa Latina en labores de edición en la Agencia Vietnamita de Noticias.