Los delitos no se negocian, solo se reduce la condena

A este personaje que gusta de hacerse fotografiar de uniforme donde abundan las condecoraciones, las diademas y las charreteras doradas, profusión exhibicionista que trae a la memoria al dios de la abundancia cargado de bienes y dineros, el Ekeko, ídolo originado en la resistencia aimara durante el cerco a La Paz, ridiculizando al corregidor español, o al kusillo otro ídolo de la versatilidad indo mestiza, persona también histriónico con ropa que incluye jerga militar, como trapo de vestir.

Gadafi es otro ídolo de la abundancia cuya fortuna personal sobrepasa los 42 mil millones de dólares, un poco menor a la fortuna personal de Mubarac, que se calcula en los 52 mil millones de dólares. El poder que ostenta es el del petróleo, al hacerlo socio privilegiado de Europa. La televisión lo muestra acompañado de personas de los grandes negocios, los jeques de Europa, los Berlusconi, los Aznar, los Scorceni y demás yerbas.

No lo muestra fotografiado con Yeltsin y Putin, jefes de los negocios turbios de Rusia, aunque la televisión nos muestre a los aviones de fabricación rusa que bombardean las protestas populares, las viviendas civiles u ocasionando explosiones de gran poder expansivo.

En el negocio de las armas y del petróleo, la televisión vuelve a mostrar a Mubarac acompañado de todos los presidentes y vicepresidentes norteamericanos de los últimos 30 años. Visión inocultable ante los pueblos donde aparecen los jeques que los matan de hambre. Ambas visiones refieren otro nivel de relaciones entre la competencia de los petroleros norteamericanos frente a los ingleses y los jeques de Europa.

El hablar de estos personajes en plural toca a una versión histórica, trayéndonos a la memoria al obispo Moxos, celebridad de las postrimerías del dominio español en Sudamérica, quien al dar audiencia a algún doctor alto peruano lo saludaba y se refería siempre en plural: “como están ustedes”. Preguntando por qué lo hacía, decía: “los doctores alto peruanos tienen dos caras”.

Los dominadores tienen siempre dos caras, al igual de los jefes políticos de Europa, los que no dudan en tratar como a sus hermanos a toda clase de verdugos que los visiten, siempre que traigan buenos negocios, para darse después aires de bondad mandando a sus ONGs, las limosnas que quedan, en la mayoría de los casos, en los bolsillos de las agencias laicas o clericales.

Están al descubierto y siendo los poderosos de siempre, no dudan en deshacerse de las gentes que ahora los desprestigian y acusan la dimensión de verdugos que siempre han tenido sus socios y son pragmáticos y cínicos, porque recién lo hacen cuando los pueblos se rebelan. Al tema llega aquel refrán antiguo de “quien calla, otorga”, cuya lectura marca identidad, mostrando el silencio cómplice de los gobernantes europeos, al convertirlos en iguales a los verdugos.

Y no es cualquier contingencia dada la magnitud de la convulsión social del mundo árabe, que ha venido madurando décadas hasta que la chispa ha encendido la pradera al estar reseca de madura. Mao ha titulado así un ensayo sobre la revolución, acogiéndose al pensamiento clásico de Confucio, creador de una filosofía y una religión en tiempos de gran esplendor de la cultura china.

Y los hechos se muestran con aviones provocando explosiones gigantes al igual que en una guerra entre naciones y aparecen protestas acalladas a bala, viviendas convertidas en escombros, quemadas con napalm. Las bombas, las ráfagas de metralla, los disparos de las calaschnikov y los morteros disparando stocks sobre ciciles inermes son prueba que Gadafi ha desatado contra su pueblo la guerra total, un blitzkriff, querrá de exterminio sin medir sus efectos, peor que el terrorismo de estado ordenado y comandado por los gobernantes norteamericanos en América Latina bajo la doctrina de la Seguridad Nacional, donde el enemigo interno es el enemigo principal, con leyes de seguridad nacional hasta convertir las demandas sociales en delito no obstante su consentimiento constitucional. Claro que el cinismo recibió de su propia medicina y de las Escuelas de las Américas salieron los verdugos que después serían los Noriega del narcotráfico y otros a los que todos conocemos.

La televisión enseña cuerpos abatidos de civiles a quienes ataron de manos por las espaldas, fusilados sin sumario, masacre, lo que en audiencia concedida a la prensa internacional, Gadafi ha reconocido y pretendido disculpar, prometiendo a los autores de los hechos. Crímenes que caen bajo la tipificación de delitos de lesa humanidad sancionados por la comunidad internacional, perseguibles de oficio donde quiera que se encuentren sus autores, por juez de cualquier país y que no prescriba su persecución. Los hechos han sido confesados en su autoría y de manera pública, excluyendo a sus autores de cualquier solución negociada, al igual que excluyen a toda intervención foránea armada porque la OTAN y sus miembros son también autores de delitos de lesa humanidad cometidos contra los civiles de la ex Yugoslavia. También la intervención armada foránea es rechazada por los rebeldes que han liberado territorios extensos, habilitándose en el reconocimiento de la categoría de insurgentes y exigir el trato de tales en aplicación del Derecho de la Guerra, diferenciando entre combatientes, entre objetivos civiles y militares, obligando al respeto de la vida de los prisioneros y al trato humanitario en todos los planos, empezando por permitir el ingreso de la Media Luna y la Cruz Roja.

Pero, lo más importante está en imponer el aislamiento de Gadafi y su gobierno para que salgan de Libia con el ultimátum que ha dictado contra aquel, el propio pueblo libio. No más armas, dinero, vituallas a Gadafi. Son los rebeldes de Benga otras ciudades y la Cirenaica quienes han proclamado con las armas en la mano, que son ellos los que liberarán a Libia, los que su victoria decidirá también su propia suerte.

*  Presidente del FOBOMADE La Paz.

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