El cuestionamiento está en pa perpetuación de gobernantes corruptos; el caso de Murabac que ha ganado cuatro elecciones, pero lo acusan de ser un tirano, lo que pone en duda su legitimidad. Gobernar con elecciones es legal, pero los ciudadanos movilizados en multitudinarias demostraciones callejeras lo desmienten y reclaman el derecho de derrocarlo, el derecho de bajar al tirano proclamado por el Padre Vitoria, mentor del “jus naturalismo”. Los acontecimientos de Tunez y Egipto enseñan que la perpetuación en el poder haciéndose reelegir no s atribuible solo a América Latina, pero es en un país de esta parte del continente donde encontramos la clave de cómo lo hacen. El presidente Hugo Chávez en conferencia de prensa realizada con motivo de las últimas elecciones legislativas de su país, a una pregunta de la corresponsal francesa pidiendo explicación acerca de los resultados, mostrándose que a pesar de haber la oposición alcanzada simil número de votos que el oficialismo, aquella tenía tan pocos escaños. A lo que el señor presidente replicó indicando primero que la pregunta esa subversiva, pero la periodista no se intimidó y reiteró la pregunta. A lo que respondió el señor Presidente, que la explicación está en el sistema de Hont, empleado. La respuesta lleva a recordar las exposiciones magistrales de don Gregorio Amunátegui del sistema conocido como el de la cifra repartidora o de la cascada, donde los votos que le sobran al candidato por mayoría, resbalan al siguiente de la minoría, método electoral impuesto por la derecha francesa para que los comunistas y los socialistas no llegaran al gobierno por elecciones, como había sucedido en tiempos del Frente Popular. Es interesando ver que el ideólogo del socialismo siglo XXI utilice los métodos de la “cueva” francesa para perpetuarse en el poder. Por si alguien pudiera confundirse no estamos hablando de “Las Cuevas del Vaticano” de André Cide. Tampoco estamos hablando del “Señor Presidente”, obra del premio Nobel, Asturias.
Hablando de ideología la proclama de Socialismo Siglo XXI y del Islamismo, incluida su variante extrema, el Fundamentalismo, no pasan de ser simples ideologías, porque todas ellas expresan la conciencia acrítica o falsa conciencia. Para Grammci, la conciencia verdadera es la conciencia crítica y, desde tiempos de los pensadores griegos presocráticos, la ciencia que es la conciencia crítica, es la que cuestiona al mundo, la realidad y al propio pensamiento. La pregunta que es primero el huevo o la gallina, está cuestionando la realidad. Basta un ejemplo para advertir la diferencia entre ciencia e ideología: cuando a un campesino se le enferma un hijo, busca a quien descubra al que ha embrujado a su hijo, no va donde el médico. La ideología es la que domina. Grammci nos ha enseñado a hacer la diferencia, pensador italiano de quien su captor y verdugo, el Fiscal fascista, dijo haber encerrado al cerebro mejor organizado de Europa. Podriamos hablar de otras consignas manidas como aquellas de quien crea el conocimiento, porque es este tema también se confunde ciencia con ideología, pero lo importante es destacar que la doctrina del socialismo y del liberalismo ya no explican la realidad del mundo social propia del postmodernismo o de los cambios que ha traído en todos los ámbitos la revolución técnico-científica. Podrá servir como antecedente científico pero ya no afirman certidumbres, no explican la realidad presente dejan de ser ciencia.
Los próximos hechos a producirse en el mundo árabe permitirán conocer y descifrar hasta donde “una chispa puede incendiar la pradera”, idea surgida en el pensamiento chino.