Lejos de desaparecer, las hojas se multiplicaron al constituirse imprescindibles para los hijos del Sol arrojados a los socavones y obligados a arrancar la plata contenida en las tripas de cerros argentíferos. A estas alturas de la historia, la coca fue empujada por otros caminos para maldición de los que no la honran.

Las hojas tienen enormes beneficios. En 1975, unos científicos de la Universidad Harvard concluyeron una investigación que titularon “Valor nutricional de la hoja de coca”, asegurando que 100 gramos masticados a diario satisfacen la ración alimentaria recomendada para el hombre y que 60 gramos, proveen sus exigencias cotidianas de calcio. La revista Siete Días del periódico Cambio, lo recordó hace poco.

Para los de Harvard, es el alimento más completo del mundo en nutrientes. Proporciona 2.097 miligramos de calcio, frente a sólo 118 de la leche de vaca. La leche materna ofrece, apenas 42 miligramos. Tiene tanto fósforo como el pescado y más hierro que las espinacas. Sus vitaminas, hacen que en mate se convierta en complemento nutritivo de la dieta.

Está probado que las hojas tienen más calcio que la leche y el huevo, más proteínas que la carne, minerales necesarios y todas las vitaminas. Pero, está estigmatizada, sobre todo por los estadounidenses que le han declarado guerra a muerte, acusándola de ser tóxica y causar dependencia.

Al ser gran proveedor de calcio, es ideal para prevenir y ayudar a quienes padecen artritis, artrosis y osteoporosis. Las jóvenes, tan apegadas a mantener esbeltas siluetas y cinturas de avispa, podrían consumirla, pues desintoxica el aparato digestivo, elimina las grasas y refuerza la flora.

Estudios serios proporcionan únicamente buenas noticias. Quienes padecen cáncer de colon, saben ahora que estas hojas previenen esa enfermedad. Los diabéticos comprobaron que su glicemia bajó notablemente tras 15 días de pijcharlas y los afectados de Parkinson, observaron que su mal es contrarrestado.

En contacto con la saliva y otros elementos alcalinos el jugo de la coca quema las grasas acumuladas en el hígado. Esta hoja es definitivamente beneficiosa y nada tiene que ver con la cocaína, como la uva con el alcohol.

Los gringos inventaron la droga y la guerra contra los campesinos. No quieren saber que la coca es diferente a la cocaína. Ellos pusieron las narices sobre el maldito polvo blanco y en venganza, condenaron a los agricultores a poner los muertos.

La coca es un poderoso nutriente, exige pronta industrialización para extender sus bondades y liberarse de las garras de narcoindustriales que provocan únicamente su desprestigio.

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