Paz, Goni, Banzer y Evo: Confrontados por el neoliberalismo y unidos por la IIRSA

El ex presidente de Estados Unidos Richard Nixon (1969-1974) y el dictador brasileño Emilio Garrastazú Médici planificaron la construcción de una carretera que uniría el Atlántico con el Pacífico. Este secreto plan fue respaldado por todos los presidentes de la región y la banca internacional cuando en 2000 oficialmente se puso en marcha la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA).

Actualmente sólo falta concluir la construcción de un puente en la selva peruana y algunos tramos para que pueda ser estrenada la ruta Interoceánica que impulsará las ganancias empresariales, sobre todo de los brasileños.

La IIRSA surgió en 2000 como un “mecanismo institucional de coordinación de acciones intergubernamentales de los doce países suramericanos, con el objetivo de construir una agenda común para impulsar proyectos de integración de infraestructura de transportes, energía y comunicaciones”, según la rimbombante declaración que se encuentra en su página web. Surgió en momentos en que el modelo económico denominado neoliberal hacía aguas por todos lados y la confrontación entre el interés empresarial y las necesidades sociales llegaban a su límite.

La IIRSA fue creación del modelo neoliberal y adoptó como padre putativo a los doce presidentes de la región, incluido el presidente indígena Evo Morales, quien hace exactamente tres años no dudó en decir ante los entonces presidentes del Brasil Lula da Silva y de Chile Michelle Bachelet su deseo de que “no solamente nos quedemos con un corredor bioceánico, sino…dos o tres corredores”. Uno se pregunta si tendrá conocimiento de la magnitud destructora que implica la construcción de un solo corredor, el costo para la “madre naturaleza” y la cantidad de ingresos que representará para las transnacionales.

Con esto, está claro que las críticas contra el modelo por el cual fue derrocado el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (2003) resultaron ser solo una pose y que el “vivir bien” es un plan diseñado para las empresas privadas que en poquísimo tiempo podrán sacar y transportar recursos naturales y mercaderías por las venas de Latinoamérica.

Los camiones que transportan lo que fueron hermosos árboles pasan frente a nuestros ojos de forma ininterrumpida y hasta parecen reírse de los carteles que piden cuidar el medio ambiente. Hasta se los puede escuchar a los madereros (legales o ilegales) realizar contactos por sus celulares planificando el transporte de más y más camiones. Con esto se puede comprobar que la construcción del Corredor facilitará el saqueo de la madera.

El gobierno neoliberal de Hugo Banzer Suárez brindó su apoyo a la IIRSA en 2000 antes de dejar “democráticamente” el cargo; Sánchez de Lozada continúo apoyándolo hasta que fue derrocado en 2003, y actualmente el Gobierno indígena está decidido a darle continuidad, pese a que decenas de investigaciones del Foro Boliviano Sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE) y de otros organismos técnicos confirman que la integración caminera, aeroportuaria y férrea, así como la construcción de hidrovías, represas, plantas hidroeléctricas, gasoductos y oleoductos “impactarán negativamente” en ocho áreas protegidas, reservas y bosques bolivianos.

Entre las áreas protegidas que se verán afectadas están Pilón Lajas, el Parque Madidi, Tipnis, la Estación Biológica del Beni, la Reserva de los Chimanes Kaya-Iya, el Parque Nacional Otukis, el bosque seco chiquitano y el pantanal. “Asimismo, las aves, jaguares, osos meleneros, venados y monos, considerados como especies vulnerables, pueden llegar a desaparecer”, y ni que decir de los pueblos aislados que serán obligados, como lo fueron durante el apogeo del caucho, a ser incorporados a la “sociedad”.

Evo Morales no quiso quedarse atrás de sus predecesores (Jaime Paz, Hugo Banzer Suárez y Gonzalo Sánchez de Lozada) y el 19 de octubre de 2010, durante un encuentro con el “imperialista” presidente peruano Alan García Pérez, anunció que se concluirá el asfaltado de los 314 kilómetros restantes de la carretera Tacna – Colpa – La Paz e iniciará en el curso del primer semestre de 2011 las gestiones necesarias para el financiamiento y construcción del asfaltado de los 80 kilómetros de la carretera Nareuda – Extrema – San Lorenzo, que reducirá el tránsito de camiones brasileños hacia las costas del Pacífico como parte de la IIRSA sur.

Visita a la selva

Para conocer la magnitud de la vía interoceánica realizamos un recorrido por el Corredor Vial Interoceánico Sur Perú Brasil, la obra estrella de la IIRSA. ¿Por qué tanto interés en esta carretera de cinco mil kilómetros? Porque por primera vez atravesará el corazón mismo de la Amazonía, y para no quedar fuera de la foto, el presidente indígena Evo Morales decidió acelerar la construcción de un tramo que pasará por el departamento boliviano de Pando.

Iniciamos el recorrido en La Paz, seguimos por Perú, continuamos por un pedazo de Brasil y concluimos en Cobija (Pando). Al cabo de casi siete días de viaje y un dolor en la espalda, apreciamos en toda su magnitud el significado de la Iniciativa para la Integración Regional Suramericana que se podría resumir en una sola palabra: devastación.

Es sugestivo ver cómo se hacen realidad de forma acelerada y con tanta precisión los 510 proyectos de infraestructura de transporte, energía y comunicaciones con una inversión estimada de 74.500 millones de dólares a diciembre de 2009, según el último informe de la página web de la IIRSA. En el mes de septiembre se pudo apreciar que los obreros trabajaban en tres turnos y su jornal se extendía hasta bien entrada la noche del sábado. Se informa que aproximadamente el 74% de los 510 proyectos presenta avances significativos y a diciembre de 2009 la inversión movilizada asciende a la suma de 68.144 millones de dólares.

Al inicio del recorrido, lo primero que llama la atención son las tumbas que se encuentran a lo largo de la carretera del Corredor Interoceánico. Son las primeras víctimas de la devastación convertidas ahora en testigos mudos del desastre que le espera a la Amazonía, uno de los principales pulmones del planeta. En tan solo 30 minutos y a una velocidad de 80 kilómetros por hora contabilizamos unas 15 tumbas, con flores todavía frescas, pero nos imaginamos que en poco tiempo se marchitarán con la contaminación que representarán los 1.500 camiones que se prevé recorran diariamente esta ruta que unirá al Pacífico con el Atlántico.

Sólo falta concluir algunos tramos del Corredor, pero a todas luces se observa que la carretera está bien construida, tiene señalizaciones por todo lado y no faltó algún funcionario del Gobierno que apelando al humor peruano colocó varios carteles que dicen “cuidemos el medio ambiente, conservemos los bosques”. Son incontables las gigantografías que se instalaron a lo largo de la carretera para cumplir uno de los desafíos de la IIRSA para el período 2006-2010 que es la de “Fortalecer el proceso de Difusión de la Iniciativa”. “Antes aislamiento, ahora integración”, “Antes incertidumbre, ahora futuro”, dicen algunos de los carteles cuyo único objetivo parece ser convencer a la naturaleza que su destrucción es sinónimo de desarrollo.  Los incontables campamentos ocasionales crecen a lo largo de la carretera como hongos después de la lluvia, sin planificación, sin condiciones básicas y los niños juegan peligrosamente a pocos metros de la muerte que viaja a un promedio de 100 kilómetros por hora.

Pero todo esto queda chico frente a lo que vimos y que tal vez sólo pueda compararse con el ingreso al infierno descrito por Dante Alighieri. A pocos metros de la carretera, en medio de la selva, se puede apreciar un gran vacío que actualmente es ocupado por los explotadores de oro, quienes en un radio de un kilómetro convirtieron la verde vegetación en arena y escombros; parece que aquí explotó una bomba atómica, comenta alguien que no puede creer lo que está viendo. Árboles quemados, otros simplemente quebrados a la fuerza, humo, desolación y silencio en un lugar donde probablemente hace algunos años atrás podía escucharse el ruido de la naturaleza.

Existen algunas ramas nuevas que emergen en la arena, verdes y frescas, es la naturaleza que pelea para sobrevivir, pero la incesante explotación de oro, especialmente en las riberas del río, hace que esto sea imposible y lo que es peor, a la explotación de oro se suma la prostitución, la venta indiscriminada de bebidas alcohólicas y la miseria de quienes pretenden sobrevivir en medio de la selva en una extraña mezcla de destrucción y supervivencia.

Después de observar el significado de la palabra destrucción llegamos a Puerto Maldonado-Perú, donde se encuentra la obra maestra y principal de este corredor como es el puente Billinghurst, sobre el río Madre de Dios, que unirá esta ciudad con el caserío de El Triunfo, ambos en el departamento de Madre de Dios, en el extremo sudoriental de la República de Perú.

El puente representa al gigante capitalista que se yergue sobre la Amazonía; imponente, fuerte, orgulloso, pero principalmente destructor a quien nadie ni nada lo detiene. Ni los incas ni los españoles lograron doblegar a los valerosos indígenas que defendieron sin necesidad de pólvora la Amazonía, pero ahora el “gringo” lo pudo. Marx nos recuerda en su magistral obra El Capital que los progenitores de los actuales empresarios no dudaron un instante en saquear miles de hectáreas para obtener además al ejército de obreros que requería, “la depredación de los bienes de la Iglesia, la enajenación fraudulenta de las tierras del dominio público, el saqueo de los terrenos comunales, la metamorfosis, llevada a cabo por la usurpación y el terrorismo más inhumano de la propiedad feudal y del patrimonio del clan en la moderna propiedad privada: he ahí otros tantos métodos idílicos de acumulación originaria. Con estos métodos se abrió paso a la agricultura capitalista, se incorporó el capital a la tierra y se crearon los contingentes de proletarios libres y privados de medios de vida que necesitaba la industria de las ciudades”.

La construcción del puente avanza aceleradamente y se puede afirmar que antes de fin de año tendremos la estructura metálica concluida. A sólo una cuadra de distancia se encuentra la plaza principal de Puerto Maldonado, en cuyos alrededores se trabaja a tiempo completo para modernizarla y asfaltar las calles donde hace falta, con lo cual se intentará demostrar que el Corredor es sinónimo de progreso y muchos se preguntan a qué costo.

El historiador Pablo Cingolani es uno de los convencidos de que cuando se acabe de construir y se ponga en funcionamiento el puente se habrá iniciado “la destrucción de la naturaleza y el etnocidio genocida de los pueblos originarios”, por lo que surge el grito desesperado de “o se detiene la penetración capitalista o desparecerán los pueblos indígenas y los bosques”. Está seguro de que se iniciará “el más vasto plan de recolonización capitalista de Sudamérica, de asalto a sus recursos naturales al servicio de las trasnacionales y el empresariado podrá exhibir una anhelada y primera gran victoria sobre la geografía, la naturaleza y los pueblos, inaugurando por primera vez en la historia una carretera de más de 5000 kilómetros con puentes que aguantan hasta 60 toneladas de peso y que permitirán el flujo permanente de inversiones y mercancías de un océano a otro, y la consecuente apertura irreversible del espacio amazónico al mercado mundial”.

Al finalizar el largo viaje pienso que si se construyeran e implementaran escuelas y hospitales al ritmo que tiene el proyecto IIRSA, estoy seguro que en poco tiempo acabaríamos con el analfabetismo, tendríamos una excelente atención hospitalaria y principalmente se podría reducir drásticamente, y en serio, los niveles de pobreza de la que tanto hablan los presidentes de la región que decidieron dar curso al proyecto que ya es una realidad.

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Fobomade

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