Los consejos de los familiares y amigos se han quedado anticuados ante las posibilidades que ofrece la red. El 85 por ciento de los pacientes reconocen que antes de consultar a su médico realizan una búsqueda en internet. Tras teclear sus síntomas en Google, obtienen información acerca de las posibles patologías y de los tratamientos más aconsejables. Es decir, emplean los buscadores para realizar el diagnóstico diferencial que sólo un verdadero profesional puede efectuar con rigor.

El problema es que las entradas omiten en muchas ocasiones información clave sobre las contraindicaciones, las interacciones con otros fármacos o los efectos secundarios que se pueden producir si se toma un determinado medicamento, y relacionan enfermedades que, en principio, no tienen nada en común.

Puede parecer un problema menor, pero la automedicación es la décima causa de muerte en el mundo. Detrás de la venta y el consumo de fármacos sin prescripción médica está  el aumento de las tasas de resistencia a los antibióticos y la aparición de nuevas cepas bacterianas.

La Organización Mundial de la Salud es clara al respecto. Si se siguen utilizando de forma incorrecta los antibióticos, algunos virus que no suponen ninguna amenaza para la salud serán incurables dentro de diez años. Las cifras hablan por sí mismas. Sólo en Europa 25.000 muertes anuales están relacionadas con el mal uso de los medicamentos. No obstante, no todos los países tienen las mismas tasas de resistencia. La Red Europea de Vigilancia de las Resistencias a Antibióticos informa de que las mayores se localizan en los países del sur y del este de la UE, que son los que más antibióticos consumen. El problema alcanza sus dimensiones más preocupantes en África, donde a la dificultad de adquirir las medicinas ahora se suma su ineficacia. Los antimaláricos más comunes son ineficaces en el 50 por ciento de los casos, lo que ha llevado a la OMS a recomendar terapias combinadas.

Los microorganismos son más rápidos que las industrias farmacéuticas, que precisan de años para producir cada fármaco. Según la Agencia Europea del Medicamento, en la actualidad solo se están desarrollando 15 nuevos fármacos contra bacterias para las que ya existen tratamientos.

José Campos, miembro de la Red Española de Investigación en Patología Infecciosa comparte esta preocupación. Cree que el futuro respecto a la resistencia a los medicamentos es poco esperanzador debido al “aumento continuo de la presencia de multiresistencias, la aparición y diseminación de superbacterias, las necesidades no cubiertas en el entorno hospitalario, y la baja disponibilidad de nuevos antibióticos, ya que el proceso de desarrollo puede durar de 12 a 24 años”.

Es importante concienciar a la población de los peligros del consumo indiscriminado de medicamentos, la nula validez de los consejos realizados por cualquier persona fuera del ámbito sanitario y la importancia de consultar con el médico o el farmacéutico antes de tomar cualquier fármaco. Campañas como la que ha lanzado la Academia Nacional de Medicina de México, denominada “Más por tu receta”, han demostrado su efectividad en otros países.

Así las cosas, no está de más recordar las palabras de Aurelio Cornelio Delso, que allá por el siglo I a. de C afirmó: “Es menester no ignorar que los medicamentos tomados en brebajes no siempre resultan útiles a los enfermos y que, habitualmente, perjudican a las personas sanas”. Tengámosla bien presente si no queremos regresar a la “era preantibiótica”.

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