19 Dic
2016

La COP22 y la Agenda Climática: ¿estamos a tiempo?

LA PREGUNTA QUE RONDA, SOBRE TODO EN LOS PAÍSES QUE ESTÁN SUFRIENDO MÁS LAS CONSECUENCIAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO, ES SI LOS ACUERDOS FIRMADOS HASTA AHORA SERÁN SUFICIENTES.

Por: Mónica Oblitas, Los tiempos


Por primera vez, desde que cubro la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP), que una de estas reuniones acaba relativamente a tiempo. Puede ser una buena señal que la COP22 de este año, realizada en Marrakech (Marruecos), haya sido “puntual” (terminó a la 1 de la mañana del día siguiente a cuando estaba prevista su clausura), si tomamos en cuenta que su principal consigna fue dar los fundamentos para que el llamado Acuerdo de París, que se firmó el año pasado en la COP21 de Francia, tome forma, y si analizamos que, en reuniones anteriores, el plazo de clausura se superó por muchas horas en medio de tensiones y serias desavenencias entre los países participantes.

Este año, cientos de periodistas cubrimos el evento de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) de manera virtual, siguiendo de cerca las negociaciones a través de la información de contactos que estaban en Marruecos, los canales de las Naciones Unidas, las redes sociales, etc., y aunque no fue lo mismo que estar presentes, sirvió para seguir la reunión y poder ver los avances, y retrocesos, de quienes tienen en sus manos la forma de hacer frente al cambio climático.

Manuel Pulgar-Vidal, ex presidente de la COP20 que se realizó en Lima, abogado especializado en Derecho ambiental y exministro del Ambiente del Perú, resume el sentimiento de varios expertos que, como él, han seguido de cerca todas las negociaciones: “Las pláticas de la ONU sobre el clima continúan teniendo giros y vueltas, pero han logrado lo necesario (en la COP22): poner substancia de respaldo a la promesa del Acuerdo de París para que pueda ser completamente implementado. El trabajo de Marrakech no ha sido el más glamoroso, pero es un paso clave en la reacción en cadena necesaria para el desarrollo del acuerdo.”

 

¿QUÉ ES Y DE QUÉ SIRVE?

El Acuerdo de París tiene como principal objetivo mantener el aumento de las temperaturas por debajo de los dos grados con respecto a los niveles preindustriales e intentar limitar dicho aumento a 1,5 grados. Esa es su esencia.

En Marrakech se trabajó en la aprobación de un documento que traza el camino para redactar las reglas que regirá este acuerdo histórico y que deberá estar terminado en 2018 (durante la reunión que se realizará en Polonia), dejando para ese año su puesta en marcha. Entre los puntos a pulir, uno de los más importantes en la COP22 fue el Fondo de Adaptación, aprobado en el Protocolo de Kioto, y que «podría servir para el Acuerdo de París».

Entre los momentos de tensión más notorios en esta reunión estuvo la discusión entre Bolivia y Brasil. Bolivia decidió bloquear el acuerdo final porque había un punto, el llamado ‘time frame’, en el que tenían que ver si se ponían de acuerdo con los tiempos para presentar sus compromisos de reducción de emisiones. Pero una vez que se reanudó la sesión, se adoptaron los textos y se decidió que Fiyi, un país de pocos recursos logísticos, presidirá la COP23 el año que viene, aunque esta se celebrará en la sede permanente de la CMNUCC, en Bonn (Alemania). “El año que viene la COP será en nuestro país” dice Ann-Kathrin Schneider, representante de Amigos de la Tierra Alemania. “Con Alemania como anfitrión del G-20, será un momento importante para que los ciudadanos se unan para hacerse escuchar. Los líderes deben venir a Bonn con una voluntad política genuina y ambiciosa para hacer frente al desafío mundial del cambio climático, como para ayudar a los que ya están siendo desplazados por esta crisis. Estaremos allí y seremos miles para asegurarnos de que no vacilen y haremos que los líderes sean responsables en nombre de todas las personas del mundo”.

 

LA COP DE LA “ACCIÓN”

Al respecto Ban Ki Moon, secretario general de las Naciones Unidas, ha dicho que la declaración y las decisiones aprobadas en la ciudad marroquí en esta reciente reunión, «reafirman» el apoyo del mundo al Acuerdo de París y la voluntad de los países de implementar el pacto tan rápido como sea posible.

«Ningún país, sin importar su tamaño o poderío, es inmune a los impactos del cambio climático y ningún país puede permitirse responder al desafío en solitario», insistió, como una indirecta a los Estados Unidos y a su recién electo presidente Donald Trump (quien asegura que el cambio climático es “un invento chino para detener el desarrollo de Estados Unidos”). Ban aplaudió el «liderazgo» mostrado por muchos de los países más vulnerables al calentamiento global, muchos africanos, para aumentar la ambición de sus objetivos y avanzar en el uso de las energías limpias.

Los países desarrollados se han comprometido a aumentar después de 2020 la cifra prometida de 100.000 millones de dólares, de los cuales a la fecha hay 67.000 millones, cifra que se va a movilizar cada año para la financiación climática, tanto de manera pública como privada, y se ha conseguido que en esta conferencia la comunidad internacional se una para actuar en contra de las políticas negacionistas, como la ejemplificada por Trump. Este es un avance realmente significativo.

 

Una de las represas en La Paz, afectada seriamente por el calentamiento global. AGENCIAS

Cambio climático “a la boliviana”

El cambio climático ya no es un problema aislado, y varias ciudades de Bolivia, como La Paz por ejemplo, lo están sintiendo en carne propia con una escasez de agua alarmante. El país atraviesa una de sus peores sequías en más de 25 años. La escasez de agua potable ya afecta a cinco de los nueve departamentos del país y en algunas de las principales represas los volúmenes de agua apenas llegan al 8%. El deshielo de los grandes glaciares, es uno de los principales motivos y aunque la alerta fue lanzada hace mucho, la reacción de las autoridades no ha sido efectiva. La sequía ha afectado también la producción de alimentos; aunque de acuerdo a la FAO no significará el desabastecimiento de los mismos, sí se tiene previsto el aumento de sus precios.

Grupos ambientalistas y ONGs denuncian que las grandes hidroeléctricas que el gobierno boliviano pretende construir en las selvas del norte de Bolivia (como la de El Bala o El Chepete) afectarán el proceso de regeneración de lluvias. Al respecto el Vicepresidente García Linera ha dicho que no se hará caso a las voces disidentes y que el gobierno construirá cientos de represas. “Queremos decir a Bolivia que el Gobierno va a construir decenas y centenares de represas para garantizar agua y a toda esa gente opositora, gente extranjera, que nos dice que no debemos hacer represas, no les vamos a hacer caso”, aseveró.

Ante todo ello se hace necesario analizar el papel de los negociadores bolivianos ante las diferentes reuniones sobre cambio climático. La actual ministra de Ambiente y Agua, Alexandra Moreira, formó parte, junto al también ministro (de Planificación) René Orellana, del equipo de negociadores que ahora tiene a Diego Pacheco, en su momento subalterno de Orellana en el equipo, como cabeza del mismo.

Son siete Conferencias de las Partes que he podido cubrir, en vivo, y en las siete (como en esta que he cubierto de manera virtual) he escuchado lo mismo: “Se deben priorizar los derechos de la Madre Tierra”, “Bolivia está en contra de los mercados de carbono”, “Bolivia ha presentado mecanismos alternos a los ya establecidos”, “La posición boliviana tiene cada vez más adeptos”, “Los países desarrollados tienen que pagar por su responsabilidad en la contaminación” “Se debe crear un Tribunal de Justicia Climática”, pero hasta la fecha no se sabe con certeza cuánto será el financiamiento que el país recibirá por sus propuestas ni cómo se aplican estas, de forma efectiva, en nuestro territorio. Tampoco si finalmente el mentado Tribunal Climático tomará forma, o cómo pagarían los países desarrollados por su responsabilidad en el calentamiento global, entre otros análisis a la propuesta boliviana.

La crisis hídrica que atraviesa Bolivia demuestra claramente que algo no encaja en todas estas alternativas, tomando en cuenta que la base de todo proyecto debe ser prever las consecuencias del cambio climático a través de la adaptación y la mitigación. Sin embargo, las autoridades bolivianas han llegado a culpar al “imperio por el calentamiento global y el cambio climático”, en una clara politización de la coyuntura.

 

Líderes mundiales acudieron a la COP22 para inyectarle impulso. Archivo

LO QUE SE VIENE

El Acuerdo de París, obliga a las naciones a monitorear mutuamente sus esfuerzos contra el cambio climático. Para lograrlo se necesitó más de una década de negociaciones, sin embargo su implementación se realizará en 2020, cuando debe entrar en vigor este acuerdo. Las discusiones en las agendas de los próximos años se dividen principalmente en financiación, transparencia (control mutuo) y transferencia de tecnología.

«Si los gobiernos son serios sobre los objetivos de París, deberán acudir bien preparados en 2017 y 2018 para revisar su progreso, incrementar la ambición y ampliar los fondos», ha dicho la alianza de organizaciones ecologistas Climate Action Network (CAN)

En el capítulo de financiación, los países desarrollados se habían comprometido a desembolsar 100.000 millones de dólares anualmente a partir de 2020; los países en desarrollo y en especial los más vulnerables, piden que esas ayudas se concreten en la adaptación al cambio climático, lo que significa infraestructuras, como diques o canales para luchar contra las inundaciones, o planes de desarrollo agrícola contra las sequías, mientras que los países ricos siguen planteando que también hay que destinar fondos a lo que se denomina mitigación, es decir, a la progresiva extinción de los focos emisores de gases de efecto invernadero, como las centrales de carbón.

En cuanto a la transparencia, los países debaten la conveniencia de crear una plataforma que recoja periódicamente las acciones de lucha contra el cambio climático de cada país. Por primera vez existe un órgano de gobierno, conocido en la jerga climática como CMA, que fiscalizará se cumpla el Acuerdo.

Según el Acuerdo de París, los países deben presentar sus avances medioambientales cada cinco años, a partir de 2018 de forma voluntaria o 2020 de manera obligatoria. Pero antes hay que ponerse de acuerdo sobre los criterios científicos universales. La forma de contabilizar esas emisiones y el tiempo para las mismas difiere de unas regiones a otras, o incluso entre países vecinos. Los países seguirán negociando sobre la financiación, el calendario, la transparencia de esa lucha contra el cambio climático, los compromisos de transición energética, la transferencia de tecnología, entre otros aspectos, para cerrar la negociación «a más tardar» en la COP24 de 2018. ¿Tenemos tiempo para más dislates y tejemanejes políticos? La ciencia, y los hechos, como los que atraviesa Bolivia y que han llevado al Presidente Morales a declarar estado de emergencia en el país, nos dicen claramente que no. (Con datos de BBC, El Mundo, CAN, Los Tiempos, AFP, ConexionCOP).

 

UN IMPULSO IRREVERSIBLE

Pese a las diferencias, la Proclamación de Acción de Marrakech tiene a 197 partes (o países) afirmando su creencia de que el mundo se está calentando a un ritmo sin precedentes y de que se debe hacer algo ya. «Este año hemos visto un impulso extraordinario sobre el cambio climático en todo el mundo y en muchos foros multilaterales», dice el documento. «Este impulso es irreversible, y está siendo impulsado no sólo por los gobiernos, sino por la ciencia, los negocios y la acción global de todo tipo a todos los niveles. Nuestra tarea ahora es construir rápidamente sobre ese ímpetu, juntos, avanzando con el propósito de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentar los esfuerzos de adaptación». Consciente de que los planes actuales presentados por los países no son suficientes para mantener al mundo lejos de niveles peligrosos de calentamiento, la proclamación exige un aumento urgente de las ambiciones sobre la reducción del carbono.

 

¿Y EL DINERO?

Joydeep Gupta*

El Fondo de Adaptación fue creado con un impuesto del 2% sobre el dinero recibido por la venta de emisiones de carbono. Ahora que el mercado del carbono se ha derrumbado, el fondo está en quiebra.

Los países industrializados dicen que el impuesto estaba bajo el Protocolo de Kioto, que termina efectivamente en 2020, por lo que el fondo debería morir con él, y el dinero necesario para la adaptación al cambio climático debería venir del Fondo Verde del Clima (GCF por sus siglas en inglés), que tiene un mandato de asignar al menos el 50% de su dinero a proyectos de adaptación.

Los países en desarrollo dicen que necesitan tener un fondo separado dedicado a la adaptación, y que esto debería pasar bajo el paraguas del Acuerdo de París en 2020.  Los países en desarrollo también han solicitado 80 millones de dólares en los próximos tres años para mantener vivo el Fondo de Adaptación hasta entonces.

El otro gran punto de conflicto en la COP22 ha sido la agricultura. Los países industrializados han insistido en que cualquier mención de la agricultura y el cambio climático debe tratar solamente con la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los países en desarrollo también insisten en que esta sección debe abordar la cuestión de la adaptación, ya que millones de agricultores de todo el mundo están sufriendo los efectos del cambio climático. Sin un acuerdo a la vista, toda la sección sobre agricultura fue eliminada de la lista de decisiones tomadas en Marrakech.

A pesar de estos problemas, esta cumbre ha llegado a un acuerdo sobre cuestiones clave, como un calendario para la aplicación del Acuerdo de París, la silvicultura, la transferencia de tecnología verde y un plan para empezar a hacer frente a las pérdidas y daños que ya están sufriendo a nivel mundial debido al cambio climático.

Los acuerdos han sido alcanzados pese a que la cumbre de Marrakech se vio afectada por la amenaza de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara que retiraría a su país del Acuerdo de París, que obliga a todos los países a controlar sus emisiones de gases de efecto invernadero.

La renuencia de las naciones desarrolladas a proporcionar una financiación significativamente mayor a través del GCF se ha vuelto más clara en la cumbre de Marrakech. En cambio, han dado mucho más dinero para el Fondo de Inversión Climática del Banco Mundial. Se espera que el fondo alcance los 29.000 millones de dólares para 2020 y seguramente se contarán como parte del compromiso de 100.000 millones de dólares.

En Marrakech, muchas naciones desarrolladas también comenzaron una asociación de NDC, que pretende financiar a los países en desarrollo para que mejoren su capacidad de implementar sus contribuciones a nivel nacional (NDC por sus siglas en inglés) que forman el fundamento del Acuerdo de París. Una vez más, esto estará fuera del control del GCF y por lo tanto de la CMNUCC.

*Joydeep Gupta es periodista ambiental de The Third Pole e Internews Network.

 

La sociedad civil es fundamental para fiscalizar el cumplimiento de los acuerdos. AGENCIAS

TÉRMINOS VERDES

• Cambio climático o el calentamiento global: es un “cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos comparables” (Definición de las Naciones Unidas). La adición de más gases de efecto invernadero por actividades humanas a la atmósfera intensifica el efecto invernadero y, por tanto, incrementa en promedio la temperatura de la Tierra. Esto ha dado lugar al calentamiento global.

Fondo de Adaptación: es un fondo establecido para financiar proyectos y programas concretos de adaptación en países que son parte del Protocolo de Kyoto y son particularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático.

 

• Mitigación: el objetivo de estas medidas es frenar el calentamiento, fundamentalmente intentando detener el aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera de nuestro planeta.

 

• Adaptación: medidas cuyo objetivo es adaptarse al cambio climático que tendrá lugar, es decir, reducir su impacto en nuestras condiciones de vida.

 

•NDC: Las contribuciones son compromisos que los países presentan para reducir los gases de efecto invernadero (GEI) de acuerdo a sus realidades, a través de acciones de mitigación. Pueden incluir también compromisos en adaptación, financiación, desarrollo de capacidades y transferencia tecnológica.

 

• El Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés), fue adoptado como mecanismo financiero de la CMNUCC a finales de 2011. Su objetivo es contribuir de manera ambiciosa a la consecución de los objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático de la comunidad internacional.

Fuente: http://www.lostiempos.com/oh/actualidad/20161128/cop22-agenda-climatica-estamos-tiempo

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