Indígenas atrapados entre dos fronteras

Está ubicada además dentro de dos condados que pertenecen al estado de Nueva York y entre dos provincias de Canadá que son Québec y Ontario, lo que implica que sus miembros deben interactuar con cinco gobiernos locales distintos.

Un detalle curioso es que los residentes de esta Reservación tienen 3 códigos telefónicos distintos: 613 que cubre Ontario, el 514 para Quebec y el 518 para Nueva York. Los códigos postales funcionan uno para la parte estadounidense y el otro para la canadiense, según el doctor Ernest R. Rugenstein, en su libro "El choque de las Culturas".La Confederación Iroquesa, o de las Cinco Naciones, se hallaba constituida por tribus amerindias de lengua iroquesa, que habitaban el noreste de Estados Unidos y el sureste de Canadá en la zona de los Grandes Lagos.Estaba formada originalmente por cinco tribus: cayuga, mohawk, oneida, onondaga y seneca, que se confederaron a mediados del siglo XII, y a las que se sumaron los tuscarora en 1720.

Alrededor de 1750 la tribu Kahnawake se unió con los Iroquíes donde los colonizadores franceses habían establecido varias misiones de padres jesuitas a lo largo del río St. Regis, que servía para la caza y la pesca de sus miembros. En 1796 las comunidades indígenas solicitaron a los respectivos gobiernos fronterizos que se les permitieran permanecer en esa área, por lo que se le otorgó una pequeña cantidad de tierra, la cual se reducía cada vez más a medida que se firmaban nuevos tratados.

Ya para 1888, el pueblo Mohawk aceptó oficialmente las condiciones que le impusieron los colonizadores y después de la Guerra de Independencia de Estados Unidos estas tribus se reunieron en Washington con el gobierno federal.

Internamente la reservación tiene un Consejo de Jefes de Tribus que sigue existiendo hasta hoy y que está compuesto por tres jefes y entre todos se ocupan de los asuntos sociales, económicos, de salud y educación, así como de sus propias leyes y regulaciones internas. Tienen también restaurantes, supermercados y tiendas de artesanías, hoteles, clubs, museos, centros de ejercicios y empresas de bienes raíces que en total conforman 116 establecimientos legalmente registrados.

Otro de los factores con los cuales deben lidiar los Mohawks aparte de sus múltiples instituciones representativas internas es que también tienen que enfrentar las diferencias culturales por habitar entre dos países. Por ejemplo, tienen que comunicarse con los canadienses de Quebec que hablan francés , con los que hablan inglés y en la parte de Nueva York que es muy rural y tiene sus propias características especiales.

Otra dificultad es que los miembros de la reservación no reconocen la línea fronteriza trazada, la cual consideran una imposición artificial de los colonizadores en 1754, apunta Michael T. Kaufman, en su libro "Al Pueblo Mohawks le interesan sus fronteras".

Ya en la década del 50 del siglo XX la tribu desafió la porosidad de esa frontera y comenzó a comprar electrodomésticos y a cruzarlos, lo que provocó una división dentro de la misma entre los que se oponían a ese trasiego y los que se dedicaron a tiempo completo al contrabando.   En tiempos de la Ley Seca cruzó de Canadá a Estados Unidos una gran cantidad de bebidas alcohólicas y de inmigrantes ilegales por la zona que ocupaba la reservación.

En los años 70 y 90 del siglo pasado esta comunidad se convirtió en una avenida para el contrabando de medicamentos, cigarrillos y de inmigrantes. En ocasiones los traficantes eran capturados, pero la mayoría de las veces lograban escapar.

En 1989 ocurrió una confrontación interna en la tribu entre una facción que quería promover la construcción de casinos de juego y otra que se oponía rotundamente. Los ánimos se caldearon y condujeron a tiroteos y a que lamentablemente murieran algunos de los involucrados en esas reyertas.

Según datos del censo de los Estados Unidos del 2000, había 26 mil 851 nativos americanos en ese país y 29 mil 742 en Quebec y Ontario relata Ronald Wright, en su libro "Continentes robados".

La reservación se convirtió en un verdadero estado policial después de los atentados del 11 de septiembre, ya que las autoridades arreciaron sus controles para evitar que elementos terroristas utilizaran a los contrabandistas para moverse entre ambos países. Ya las autoridades no hacen llamados de atención o ponen multas y ahora los puntos de control tienen más de treinta policías, todos armados con ametralladoras, lo que resulta muy intimidante para los indígenas locales.

Otra situación nueva es que la Patrulla Fronteriza triplicó sus efectivos armados a lo largo de la demarcación y ahora tienen la potestad de incluso penetrar hasta 100 kilómetros en la profundidad del territorio o la zona costera de Estados Unidos.

Resulta aún más peligroso la utilización de aviones no tripulados que salen de la base militar de Fort Drum en Watertown, Nueva York. Estos aparatos se utilizan para vigilar los movimientos de la población, que tiene que moverse obligatoriamente por los parajes fronterizos y toman fotos, lanzan misiles y hasta oyen conversaciones.También hay cámaras de vigilancia en las escuelas, establecimientos, calles y en casi todos los locales que losresidentes deben visitar habitualmente.

Lo cierto es que se repite lo ocurrido entre 1775 a 1779, cuando el paraíso de estos nativos llamado "Mantuana" o "el jardín del gran espíritu" fue destruido totalmente, allí donde los mohawks vivían en paz y donde hasta habían construido vínculos con los recién llegados colonizadores.El autor es Jefe del Departamento de Difusión de Prensa Latina.

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