15 Feb
2016

Etnocidio y alta vulnerabilidad en las tierras bajas de Bolivia

Para comenzar: no conozco a la fecha un ensayo tan completo como lo ha presentado Álvaro y coincido con Javier Albó que se hizo cargo del Prólogo al libro cuando dice: “este libro no es para que se pudra en algún rincón de biblioteca sino para que pueda ser con­sultado por los indígenas y no indígenas que trabajamos en eso”.                                                

El director de la carrera de antropología hace resaltar la complejidad de la obra y la sistemática presentación de los datos.

Javier Albó presenta un excelente Prólogo y en el fondo hace mis comentarios queden por demás, ya que coinciden con lo que expresa Albó. Dando un vistazo general Albó expresa: “El principal aporte de ese nuevo libro… es, en mi opinión, la manera sistemática con que Álvaro Diez Astete  recoge las normas y leyes existentes sobre estos Pueblos Indígenas de Alta Vulnerabilidad”.

       Álvaro escribe (pág. 132)  Etnocidio, es “la indefensión política y jurídico-legal en la que se encuentran los pueblos indígenas amenazados por acciones excluyentes y agresiones contrarias a su vida material y espiritual con identidad propia, capacidad de autogestión y autodeterminación. Genocidio es la desaparición misma del pueblo o de una parte significativa de él, sea por matanza directa y masiva… o por lesión grave a su integridad física o mental; o medidas destinadas a impedir los nacimientos futuros; o el traslado masivo de los niños a otro pueblo para que se asimilen a éste. No es raro incluso una especie de auto-genocidio, cuando las madres ya deciden no tener descendencia. [Ejemplo de los Guarasug´wë] y el suicidio colectivo [como ocurrió con los matsés en la selva central del Perú en los años 1970 y después] Como se ve, genocidio, es la culminación del etnocidio, que a su vez puede tener mayor o menor gravedad desde la represión y deslegitimación hasta el exterminio de los rasgos culturales y hasta los físicos de un pueblo.

Así, el autor no solamente analiza minuciosamente y de forma analítica cada concepto y cada situación, sino enumera las acciones realizadas hasta la fecha por los gobiernos, incluyendo el actual, para superar las altas vulnerabilidades de los pueblos indígenas. Este capítulo –como también los demás- demuestran la gran cantidad de resoluciones legales. Además el autor hace una contribución efectiva sobre lo que se ha realizado y lo que se debe hacer en relación a los pueblos indígenas vulnerables por parte de los gobernantes… Sin embargo estas acciones son, como tantas otras en la historia de Bolivia, mayormente manifiestos en el papel, y como anota Albó: “Se observan notables avances al nivel normativo, pero hay más dudas al nivel de acciones, en buena parte porque el propio gobierno, que subió al poder en 2006 a nombre de los indígenas, ya intenta perpetuarse ahí y para ello le incomoda que algunos originarios y sus organizaciones indígenas puedan discrepar”.

Y la antropóloga Graciela Zolezzi expresa en la misma línea en una entrevista filmada: “el desafío sigue siendo que el Estado respete a los indígenas y que los indígenas realmente sean Estado. Si bien el Gobierno ha puesto el sello en el Estado Plurinacional de Bolivia y existe aparentemente ese  cambio y ese reconocimiento, su ejercio efectivo de ciudadanía indígena es una cuestión pendiente y es una cuestión que no está siendo consecuentemente atendida por el Estado que se jacta de ponerse el nombre de Pluri cultural,  Pluri – étnico y Pluri nacional”.

Sería demasiado largo entrar en cada criterio de definición de la vulnerabilidad de un pueblo indígena, ya que la argumentación de Álvaro es muy amplia, analítica y enriquecedora.

Más bien quiero mencionar algunas cosas más que nos deben llamar la atención.

Mi pregunta ¿Qué han hecho los diferentes gobiernos desde la fundación de Bolivia hasta nuestros días en favor de sus naciones indígenas? Si lo debe hacer en una sola frase, confirmo que los trabajos en favor de la población indígena las podemos nombrar en los dedos de una mano, en resumen, casi nada. Las múltiples leyes pronunciadas como ya he dicho, no se plasman luego en acciones concretas, o algunas veces se hace un comienzo y luego de unos tiempos o tiempitos, se paran, se abandonan, se pierde el interés etc. etc. Álvaro llama esto también, de forma diplomática,  los buenos comienzos son finalmente acciones descontinuadas. Estas son actitudes  vergonzosas y  no se las pasa por alto en las comunidades indígenas de tierras bajas y altas, y están en la memoria colectica de las naciones indígenas.

Las acciones concretas que tratan de coadyuvar a que la situación de los indígenas vulnerables, y muy vulnerables, mejore, han sido encaradas en primer lugar por ONG, integrantes de las iglesias cristianas y personas individuales, que muchas veces han tenido que soportar la crítica de los diferentes gobiernos de turno. Me pregunté algunas veces: ¿por qué? Creo que una razón puede ser que los diferentes gobiernos sienten una competencia de estas entidades nombradas, pero no son capaces –por lo menos no lo muestran- de intervenir con acciones concretas y constantes para mejorar la situación de su población indígena. En los niveles políticos los factores de voluntad política y compromiso con los más débiles de la sociedad no está muy presente, y mayormente se limita a reglamentar con leyes la “vida de los olvidados, postergados”, sin que ellos jamás vayan a recibir y sentir lo que la “palabra impresa” podría significar para ellos.

Que mi pensamiento está justificado se puede comprobar fácilmente con cientos de ejemplos. Aquí quiero solamente mencionar lo que Álvaro analiza en su obra sobre los pueblos indígenas aislados con el ejemplo de la Expedición Madidi. Diferentes expediciones se realizaron desde 2000 y la última en 2010. Por intervención de las Expediciones Madidi en 2006 Evo Morales declara “Zona Intangible y de Protección Integral de Reserva Absoluta Toromona”.

Las expediciones Madidi en su primer momento contaron con el apoyo activo del gobierno y del Ejército boliviano, el Instituto Geográfico Militar y la Dirección Nacional de Arqueología – Antropología). A pesar que las expediones Maddi llamaron la atención a nivel nacional y tuvieron impacto en el extranjero, pasó lo que siempre suele suceder: El autor anota: “Lamentablemente años después se tuvo que suspender la búsqueda de este grupo étnico en aislamiento, más bien por una contumaz falta de voluntad política de diversas autoridades, cada vez con menos posibilidades de financiamiento básico para las exploraciones”.

Bolivia perdió nuevamente una oportunidad, ya que la Expedición Madidi ha demostrado cómo se debe actuar en el campo en relación a pueblos indígenas vulnerables y en aislamiento.

Antes de terminar quiero citar reconocido activista indigenista brasileño Sydney Possuelo, que en 2010 escribe:

“… he visto intereses para sacar a los aislados de sus tierras y permitir así la invasión de empresas petroleras o mineras; he visto cómo se firman decretos y otorgan concesiones para explotar recursos naturales en zonas donde habitan estos seres humanos; he visto indígenas muertos o perseguidos por defender sus derechos; he sentido que seguimos considerando a la Amazonía y a los indígenas como un obstáculo a las estrategias de desarrollo, como la que encarna la Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana”.

Represas, carreteras, puentes están siendo construidos en la Amazonía, sin proponer acciones que de manera efectiva protejan los derechos de estos pueblos, y si persisten estas actitudes el destino de los aislados ya está determinado y ellos desaparecerán.

La situación es crítica y todos deberíamos unirnos. No podemos permitir que una parte de la humanidad se extinga. Los aislados tienen que vivir. Son nuestra esencia más pura, nuestro impulso más vivo. Un mundo sin ellos no valdría la pena y en el futuro no habría perdón para una tragedia tan grande que nos hacemos contra nosotros mismos y el planeta“.

Un fin no feliz, y tampoco encontré en todo el libro una frase feliz, alentadora… claro nos imaginamos lo mejor y nos pintamos un esperanza, que al final no existe.

El autor del libro tomó como subtitulo de su obra “para entender las desigualdades extremas” y yo aumentaría que todas aquellas personas que ya los conocen por la lectura del libro, pueden y deben contribuir a que las desigualdades, cada vez sean menores. Que este proceso no va ser fácil analiza el chiquitano Pablino Parapaine en una entrevista filmada  “…para ser libre hay que luchar, favores no funcionan y nunca van a funcionar”.

Parece que terminé, pero permítanme una frase más. Tanto son las leyes pronunciadas en favor de los indígenas, tantos con los fólderes que los llenan, pero esto no puede sustituir momentos vividos: 1972 en el bajo Río Paraguá, después de 3 días de viaje en una canoa junto con mi mujer Bárbara, llegamos a un barracón del río. Ahí se encontraban unos 20 guarasug´wë que habían huido de la Pampa Grande, asentándose en la orilla del río. Hapik´wa, la viejita que me había adoptado en los años 1964 cuando vivía unos 8 meses con ellos en Pampa Grande, se acercó y me dijo: llévanos a toditos, vamos a morir aquí…no queremos tener más hijos aquí, el mundo es malo, los blancos han comenzado a juntarse con sus hijas, y a pelear el hermano con el hermano… no queremos morir la segunda muerte…

Sentir el espíritu de un pueblo en alto grado de vulnerabilidad, escuchar sus palabras y ver su grado de desesperanza es lo que marca a uno y le enseña que significa Ser Un Vulnerable.

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Fobomade

nohelygn@hotmail.com

1 comentario

Beatriz Zoraida Chambi Quenta Jul 04, 2017

Muy interesante el articuloescrito me gustaria recibirlos ya que me encuentro desarrollando mi tesis sobre poblacion indigena en alta vulnerabilidad en especifico la poblacion Esse Ejja de Bolivia

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