07 Mar
2014

Hidroeléctricas del río Madera y los impactos teleguiados

Rescatando un poco de la historia de las Hidroeléctricas del Madera.

Revisando mis anotaciones  recogidas durante las investigaciones de varios documentos que integran el proceso de licenciamiento de los aprovechamientos hidroeléctricos de Santo Antonio y Jiraú del Complejo del Madera, en Rondonia, como el Estudio de viabilidad y el Estudio de Impacto Ambiental )EIA), acabé deparándome con muchas afirmaciones que nos llevan a cuestionar la legitimidad de esos emprendimientos.

Los técnicos de las empresas contratadas por el Consorcio Furnas y Odebrecht para elaborar los estudios que investigaron los datos que allá están registrados, me parece, defienden la tesis de “impactos teleguiados”: las áreas de influencia del aprovechamiento hidroeléctrico Jiraú irían hasta la frontera con Bolivia y que de ahí no pasarían.

Durante los procesos de análisis de EIA pasó desapercibido por los técnicos del IBAMA la más absurda de las conclusiones contenidas en aquellos estudios. Técnicamente ellos deberían subsidiar el análisis y la concesión de las licencias ambientales de un conjunto de mega-emprendimientos polémicos en la Amazonía. El diagnóstico ambiental del Área de Influencia Directa (AID), que es fundamental para el proceso de licenciamiento y obtención de las licencias ambientales, en tanto, solo analizó vagamente la influencia de las hidroeléctricas hasta la frontera con Bolivia.

En el caso de la  (Área de Influencia Directa) AID del Madera, segun el EIA, el límite establecido, basado en algún criterio nebuloso, sería la línea de la frontera entre Brasil y Bolivia. Para los emprendedores, en aquella línea virtual que separa los dos países, cesaría los impactos con un acto de magia!  Y los especialistas y las autoridades de las diversas áreas de gobierno del Brasil insistieron en afirmar, comulgando con esa teoría, que Bolivia no sufriría ningún impacto de la supuesta área alagada de Jiraú. Gracias a la Frontera!

La teoría de los impactos teleguiados, de los estudios ambientales del proceso de licenciamiento del complejo del Madera no es inédita. Existió un caso similar en el estudio de Impactos Ambientales (EIA) de la hidroeléctrica de Mauá, en Paraná, en que el límite de la (Área de Influencia Directa) AID era exactamente el límite de la Reserva Indígena de Mococa. Increíble! Los impactos previamente programados, llegarían hasta la frontera con la tierra indígena y dejaron de existir a partir de allí; en un pase de magia, en un estallar de los dedos.

Contrariando lo que está en el EIA de las Hidroeléctricas del Madera, el Estudio de Viabilidad, también elaborado por Furnas y Odebrecht, afirma que habría impacto en Bolivia. El nivel del reservatorio de Jiraú, previsto para ser mantenido constante, iría influenciar en el régimen fluvial del Río Madera, río arriba en el  Abuná (frontera con Bolivia), haciendo perenne la inundación en áreas que son naturalmente afectadas por periodos de inundación.

En el estudio de viabilidad se percibe una trampa para coptar a las autoridades bolivianas para la aprobación del proyecto del Complejo Hidroeléctrico. Los desarrollistas aceptaron la posibilidad de, además de la construcción de una hidroeléctrica binacional en el trecho del río Madera en que el Brasil hace frontera con Bolivia, incluir los ríos Mamoré y Guaporé en el conjunto, y así dar origen a una extensa red de hidrovías.

Más ambiciosa todavía fue la pretensión contenida en el texto abajo:

“Al incluir una de las hidroeléctricas boliviana, en Cachuela Esperanza, en el río Beni,  dentro de las potencialidades de hidrovías en la región, volvemos totalmente navegable los ríos Beni Madre de Dios y Orthon, en territorio boliviano y peruano, formando una red de más de 4.200 km de extensión de hidrovías atendiendo a los tres países”

 

El poderoso consorcio emprendedor toma para sí, ignorando de esos paises vecinos la hazaña de volver navegables ríos, sin estudios necesarios en la cuenca o consulta a los gobiernos y sin participación de las comunidades aquí y allá, dentro de la frontera brasilera, como si fuese una atribución decidir los caminos de infraestructura de América del Sur.

La empresa consultora contratada por Furnas y Odebretch para hacer las investigaciones llegó inclusive a resucitar hasta el Tratado de Petrópolis en el Estudio de Viabilidad:

 “El Brasil estaría rescatando el compromiso firmado a través del Tratado de Petrópolis, en la época de la adquisición de las tierras del Acre, al  abrir a Bolivia una salida para el atlántico, lo que nunca ocurrió debido a la inviabilización económica de la Ferrovía Madera – Mamoré, luego que su construcción fue concluida”

El texto afirma, también, que la Constructora Norberto Odebrecht ya estaba en la fase de conclusión de las negociaciones con las autoridades  bolivianas para obtener las autorizaciones necesarias para el desarrollo de estudios del trecho binacional y de Cachuela Esperanza. Va más allá cuando concluyen que Bolivia demuestra “altísimo interés” en ambos proyectos pues inviabilizaría la tan soñada y retrasada salida para el Océano Atlántico.

Los “impactos teleguiados” que dejan de existir después de la frontera mojadas entre Brasil y Bolivia sería sido indicios suficientes para anular todo el proceso de licencia ambiental de las Hidroelectricas Santo Antonio y Jiraú.

Para encerrar, he transcrito un párrafo del Estudio de Viabilidad:

“La versión final del Termino de Referencia fue emitida en septiembre del 2004, en la cual es establecida que los emprendimientos deben ser tratados como un complejo y sus estudios ambientales desarrollados de forma conjunta”

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Fobomade

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