¡Todos a Marte!

Mollo tiene razón cuando aúlla que vivimos en la “era de la boludez”. Y la verdad es que ésta, la boludez humana, parece no tener límites, algo que ya había sentenciado Einstein al advertir lo nefasto de sus propios descubrimientos científicos: dos ciudades devastadas, cientos de miles de personas inocentes muertas, Hiroshima y Nagasaki por si se les olvidó el horror, señoras y señores.

Tres ideas, acaso cuatro

Los paranoicos creen tener muchas ideas. Los psicópatas, sólo tienen una. Los genios, tienen una o dos —es una condición de la genialidad, no tener demasiadas ideas, sólo las precisas, y es sospechoso tener muchas. Paul Valery creía que tener uno o dos ideas eran mucho, era tener muchas ideas. Tal vez, el poeta, tenía razón: es mejor no tener ideas, ni siquiera una.

Todos somos rehenes de los yanquis

Lo que ha sucedido con el Presidente Evo Morales en su vuelo de retorno a Bolivia desde Moscú, causa estupor por los componentes específicos de esta nueva tramoya imperialista, pero no puede causar sorpresa porque esas acciones de agresión permanente e injustificada de los Estados Unidos de Norteamérica contra los pueblos del mundo son la norma y no la excepción del proceder de este país, sus fuerzas armadas y sus agencias de inteligencia.

Entre el pluralismo creativo y la necesaria unidad

Desde el primer párrafo de su preámbulo y su primer artículo,  nuestra actual CPE expresa una tensión dialéctica entre el pluralismo creativo tanto en la naturaleza como en la sociedad y la necesaria integración y unidad nacional: “Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país”.