Lo cierto es que por iniciativa del Estado Plurinacional, la ONU  lanzó el Año Internacional de la Quinua  en un acto especial.  Nos alegramos por ello, creemos que es lo que se debía hacer. Sin embargo se podría haber aprovechado al mismo tiempo para lanzar otro producto originario de nuestra Amazonía como es la castaña o almendra que también tiene propiedades nutritivas extraordinarias además de tener un alto valor  ecológico y ser una de las principales nueces consumidas en el mundo.

Por esas y otras razones, el Gobierno Plurinacional como lo hace con la quinua, también debe priorizar a la castaña como un producto estrella, incentivar su producción, reproducción  y consumo interno en el país para aportar a la soberanía alimentaria. Ambos productos, deben ser incorporados en el desayuno escolar, en el subsidio materno infantil y en los suplementos nutricionales. Ya existen, algunos productos que, en pequeña escala, contienen ambos alimentos en almendrados, galletas y granolas cuya producción el Estado debiera incentivar a una escala mayor  a través de una política pública adecuada.

Sobre la quinua se ha dicho lo suficiente. Sobre la castaña diré que Bolivia es el primer productor mundial de castaña amazónica desde 1996. Conocida también como Nuez Amazónica y Nuez del Brasil,  este prodigioso árbol milenario se encuentra de manera silvestre y natural en el  norte amazónico del país, en la totalidad del  Departamento de Pando, la Provincia  Iturralde del Departamento  de  La Paz y la Provincia  Vaca Diez del  Departamento del Beni.

La castaña es un árbol de gran dimensión –hay  ejemplares de más de mil años de existencia– que puede alcanzar hasta los 50 metros de altura con un diámetro de copa de 40 metros.  Los cocos de aproximadamente 2 kilos, que contienen las nueces, tienen forma redondeada rugosa y caen al suelo en época lluviosa; en su interior reproduce hasta 20 nueces de forma de media luna, recubiertos de una cáscara que protege el fruto blanco y de muy buen sabor.

La castaña amazónica tiene propiedades nutritivas excelentes.  Se dice que consumir dos nueces amazónicas equivale a haber ingerido medio kilo de carne o medio litro de leche. Es rica en proteínas y aminoácidos esenciales. Aporta vitaminas y minerales, como vitamina C, provitamina A, vitamina B1 y B2; calcio, fósforo, hierro, potasio, magnesio y selenio, este último con propiedades anticancerígenas. También es antioxidante porque contiene omega 6 y omega 9. Es un producto ideal como suplemento nutricional, energizante y de gran poder calórico. Ideal para resolver problemas de nutrición y para fortalecer a los deportistas.

De la nuez o castaña amazónica se extrae un aceite rico en grasas no saturadas, con  una excelente composición de ácidos grasos esenciales que brinda un considerable tenor de proteínas, lípidos y vitaminas que lo torna en una  excelente fuente nutricional.  El aceite extraído de la castaña amazónica  es de mejor calidad que el  aceite de oliva por su suave, agradable y buen sabor.  Es usado en ensaladas y frituras.

Existe una diversidad de formas en las que se puede consumir la castaña amazónica.  Cuando está nueva y lechosa se la consume cruda y se produce leche para acompañar diversas comidas típicas como el guiso con Jochi Pintado, Muncunzá, Tujuré, Pan de Maíz, y otros. La castaña amazónica es usada principalmente en pastelería en la elaboración de galletas, pasteles, tortas, tablillas, almendrados, granolas, etc.

Por su contenido oleico tiene propiedades cosméticas y es usado para bronceados, humectantes y productos capilares. También se producen jabones, jaboncillos, shampos, velas, etc.

El 95% de la castaña amazónica se destinadas a la exportación, solo el 5 por ciento se queda en el mercado local. Estimaciones extraoficiales dan cuenta que la actividad de extracción, comercialización y  beneficiado de la castaña representa más del 60% de las actividades económicas de la región norte amazónica de Bolivia.

La importancia de la castaña  no solo radica en su alto valor nutritivo y en su aporte a la economía de la región norte del país, sino en su componente ecológico y en la preservación de nuestra selva amazónica, pues su explotación  implica una actividad de recolección económicamente sustentable  que permite la conservación de la biodiversidad y frena la depredación de los bosques.

El periodo de recolección o zafra de castaña se produce en la época lluviosa, desde mediados de noviembre hasta fines de marzo. Cuatro meses y medio durante los cuales 30 mil campesinos e indígenas y 15 mil zafreros se internan en los bosques, enfrentando adversidades y peligros, para recoger, transportar y almacenar la castaña en los payoles y centros de comercialización ubicados a orillas de los ríos y en los bordes de las carreteras.

Uno de los grandes problemas es la creciente y sostenida desforestación de los bosques y castañales a manos de ganaderos y agricultores colonizadores que están destruyendo la base económica sostenible del norte amazónico. Esto sucede porque no existe una política y una estrategia integral del Estado Plurinacional para impulsar el norte amazónico en consenso con los actores y productores locales. Si existiese una política y una estrategia responsable ya se hubiera instruido, para empezar, un plan de sembrar o forestar 5 millones de plantas de castaña en el norte amazónico.

El Estado Plurinacional debe pensar el país y aplicar políticas públicas en su dimensión integral y diversa con la participación directa y plena de todos los actores sociales y de todas las regiones.

Celebramos con júbilo  el Año Internacional de la Quinua, pero al mismo tiempo nos preguntamos: ¿Habrá algún día un año internacional de la castaña amazónica?

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