Un año de impunidad

Ese 24 de septiembre de 2011, más de 1600 hermanas y hermanos indígenas lograron romper de manera pacífica el cerco policial que durante semanas se había apostado en la carretera impidiendo la provisión de agua para los marchistas.  A pesar de las reiteradas denuncias y aún de la presencia de representantes la Defensoría del Pueblo, Asamblea Permanente de Derechos Humanos, Alto Comisionado de las Naciones Unidas, la policía se justificaba con el argumento de que cumplía órdenes, y negaba el derecho al agua incluso a los niños que acompañaban la marcha.