China 2011: Más de mil muertos por desastres naturales

Además de ser uno de los mayores territorios del mundo, China tiene un relieve que va desde las costas del mar de China y el mar Amarillo, hasta la cumbre del Everest, el monte más alto del planeta. Grandes llanuras, enormes praderas, elevadas mesetas, largas cadenas montañosas, suaves colinas, cuencas, depresiones, desiertos, bosques, estepas y numerosos ríos conforman su paisaje.

Dependiendo de la región, los inviernos pueden ser considerablemente fríos y los veranos muy calientes. Junto a esas variaciones, llegan muchas adversidades: congelación de mares, severas nevadas, avalanchas, intensas sequías, tormentas de arena/polvo, fuertes vientos y lluvias, granizadas, inundaciones, deslaves, ríos crecidos y tifones, entre otras.

El imprevisible clima de China se caracteriza por los monzones continentales y estaciones muy definidas. El territorio chino es dominado por cuatro eventos típicos, pero con infinidad de transiciones climáticas entre ellos. Dos se presentan al oeste, con las alturas del Himalaya de características polares y los desiertos de clima seco de las latitudes medias, y dos al este, con un clima continental húmedo al norte y otro subtropical húmedo al sur.

En las grandes alturas las temperaturas medias siempre están por debajo de cero grados Celsius y las lluvias son escasas y en forma de nieve por el frío, que la mantiene de un año a otro en forma de grandes glaciares, especialmente en el Tíbet. Mientras, entre los 600 y los dos mil metros llueve más (por encima de los mil milímetros anuales). En la transición del clima seco de las latitudes medias y el subtropical húmedo las precipitaciones también son escasas (500-800 mm). En este último, típico del este, la costa y el sur de China, el mecanismo de los monzones domina la temporada de lluvias -entre junio y noviembre-, período caracterizado por una media de ocho tifones cada año, que traen severas tormentas.

Por otro lado, influyen en el clima el anticiclón Siberiano (presente en invierno, fundamentalmente en la parte oeste y norte del país), el anticiclón Hawaiano (en verano en el este y el sur) y el frente polar, que llega muy débil con los vientos dominantes del oeste. También la Zona de Convergencia Intertropical modifica la posición de los monzones y afecta a la región sur; en tanto, variados anticiclones locales se posicionan sobre el centro del Tíbet en invierno e interfieren en amplias zonas del oeste.

En el período 2005-2010, China registró la cifra más alta de muertos y desaparecidos por desastres naturales de las últimas seis décadas. En ese quinquenio las víctimas sumaron 104 mil y las pérdidas económicas se estimaron en 378.800 millones de dólares. El año 2010 fue el peor de la última década en China en cuanto a eventos meteorológicos extremos, al experimentar temperaturas, sequías y precipitaciones con frecuencia e intensidades inusuales.

En 2010 China recibió 681 milímetros de precipitaciones, 11% más que la media nacional de los últimos 10 años, y el número de días lluviosos se situó 21,5% por encima de la media, precisó el Centro Climático Nacional. La AMN informó además que la nación sufrió la temporada de calor más larga desde 1961. Ese año, la Oficina Nacional de Estadísticas, la Administración Sismológica y la Cruz Roja de China reportaron 7.844 muertos y desaparecidos, 430 millones de afectados y pérdidas económicas estimadas en 81 mil millones de dólares, 1,2 veces superiores a la media de los últimos 20 años.

De sequías a lluvias extremas a partir de abril de 2011

Desde noviembre de 2010, varias regiones chinas sufrieron una prolongada sequía que se agudizó en abril de 2011 en una amplia franja a lo largo del río Yangtsé, donde en varios puntos llegó a ser la peor en 50 años. En el primer semestre, el país registró las menores precipitaciones en seis décadas y el clima del país se mantuvo como el más cálido por decimoquinto período consecutivo.

Algunas áreas experimentaron una reducción de hasta 50% de precipitación total en comparación con años normales. En la región autónoma Hui de Ningxia, a mediados de junio, las precipitaciones no superaron los 9,9 milímetros, 60% menos a la media para el mismo período en los últimos 10 años. Los distritos más afectados solo habían recibido el 10 por ciento de las lluvias habituales. La baja histórica en el nivel del agua en los cauces medio y bajo del río Yangtsé, el más largo de China, y en los grandes lagos Poyang, Dongting y Honghu, reveló el alcance de la grave sequía.

En los primeros siete meses de 2011, si bien las lluvias sumaron 555,8 milímetros, 9,1% menos que el promedio anual de 610,5 milímetros, hasta el 18 de abril de 2011 fuertes vientos acompañados por lluvia y granizo dejaron al menos 17 muertos y 118 heridos en ciudades de la provincia de Guangdong. El Ministerio de Asuntos Civiles reportó la afectación de 506,7 hectáreas de cultivos y pérdidas económicas directas valoradas en 7,6 millones de dólares en Guangzhou (capital), Foshan, Zhaoqing y Dongguan.

En la segunda semana de mayo, intensas lluvias en el distrito de Quanzhou, en la región autónoma Zhuang de Guangxi, provocaron el desprendimiento de tierra en un campamento improvisado de trabajadores. El 11 de mayo se confirmó la muerte de 19 trabajadores por la avalancha de lodo que alcanzó entre 250 mil y 300 mil metros cúbicos y un espesor de unos cinco metros.

A partir de junio las tormentas y tifones azotaron con gran intensidad al territorio chino, y el contrastante escenario de sequías e inundaciones puso a prueba otra vez la capacidad de China para mitigar los efectos de los frecuentes desastres naturales. Cuando la prolongada escasez de precipitaciones en el centro y sur del país todavía preocupaba por sus evidentes daños, las primeras lluvias del mes ocasionaron graves inundaciones.

Hasta el 10 de junio se reportó la muerte de 35 personas en las provincias de Hunan y Hubei debido a inundaciones y deslizamientos de tierra por intensas precipitaciones que azotaban la región. En el primer territorio, 15 personas fallecieron y se reportaron 25 desaparecidas; en Hubei se registraron 20 y cinco, respectivamente. Otras 100 mil quedaron varadas en tres condados de la última localidad.

En Tongcheng las precipitaciones superaron los 300 milímetros en cuatro horas, un volumen sin precedentes en 200 años. Zonas bajas de esa localidad quedaron anegadas y el agua alcanzó más de dos metros de altura, en otras midió entre 60 y 90 centímetros, y unas 26 mil personas tuvieron que ser evacuadas.

En la suroccidental provincia de Guizhou el gobierno elevó a III (de una escala de IV) el nivel de respuesta de emergencia ante los desastres causados por las lluvias que azotaban la región desde el 3 de junio. Se tuvo que evacuar a unas 98 mil personas y al menos 270 mil personas de 11 ciudades y distritos de ese territorio sufrían afectaciones, con un saldo de 21 fallecidos y más de 30 desaparecidos.

Hasta el 9 de junio, equipos de rescate confirmaron el deceso de 54 personas en regiones del centro y sur del país. Desde que comenzó la temporada de lluvias en junio, 4,8 millones de personas de 12 provincias sufrían los efectos de las intensas precipitaciones: 7.462 viviendas fueron destruidas y 255 mil hectáreas de cultivos quedaron sumergidas; las pérdidas económicas directas ascendían a 760 millones de dólares, informó la Oficina Estatal de Control de Inundaciones y Alivio a la Sequía.

Hasta el 13 de junio, las inundaciones y los deslaves en el centro y sur de China habían matado a 105 personas y 63 continuaban desaparecidas: 39 y 21 en la provincia de Hunan, 24 y 32 en Guizhou, y 29 y 10 en Hubei, respectivamente. Hasta el 17 de junio, se contabilizaban más de dos millones de afectados en nueve provincias del sureste de China.

En Zhejiang, el río Qiantangjiang registró la mayor crecida desde 1955, y el 21 de junio el embalse Xin’anjiang comenzó drenar agua ante el peligro de desbordamiento. La represa con una capacidad de 21 mil millones de metros cúbicos abrió tres de sus compuertas, acción no se realizaba desde 1999, tras alcanzar un día antes un nivel de 107,18 metros, 0.68 por encima de la línea de advertencia.

Hasta ese momento, las inundaciones eran las peores en casi seis décadas: más de cuatro millones de residentes resultaron afectados y se reportó que más de 70 kilómetros de diques estaban a punto de rebosarse en zonas rurales cercanas a la ciudad de Lanxi, por donde pasa el río Lanjiang. Hasta la víspera, se contabilizaban 175 muertos y 86 desaparecidos en el este y sur de China.

Una semana después, mientras la tormenta Haima azotaba el sur de China, fuertes lluvias e inundaciones ocasionadas por la tormenta Meari dejaron 164 mil damnificados en las provincias costeras de Liaoning, Zhejiang y Shandong, donde destruyeron 400 viviendas, afectaron a 33 mil hectáreas de cultivo y obligaron a evacuar a siete mil personas. Las pérdidas económicas directas se estimaban en unos 31 millones dólares.

En el primer semestre del año, los desastres naturales en la parte continental de China causaron 449 muertos, 100 desaparecidos y pérdidas económicas directas valuadas en 21.800 millones de dólares, informó el Ministerio de Asuntos Civiles. El 60% de las muertes y la mayoría de los desaparecidos se reportaron en las provincias centrales de Hubei y Hunan y en las suroccidentales de Sichuan, Guizhou y Yunnan.

De enero a junio, las sequías, inundaciones y nevadas afectaron 25,5 millones de hectáreas de cultivos: 274 mil edificios quedaron derrumbados y fueron evacuadas 2,9 millones de personas, según un informe conjunto de los Ministerios de la Agricultura, Salud, Ferrocarriles y Transporte, entre otras entidades. El gobierno central tuvo que desembolsar 249 millones de dólares en subsidios a las personas afectadas por los desastres.

Inundaciones en el segundo semestre de 2011

Hasta el 6 de julio, intensas precipitaciones dejaron al menos siete muertos y cinco desaparecidos en la provincia de Sichuan. Desde el 30 de junio habían sido evacuadas 27.600 personas en ese territorio y se reportaron pérdidas económicas de unos 77 millones de dólares. Un mes después, el tifón Muifa comenzaba a moverse por el Mar Oriental de China, y su centro se encontraba a unos 820 kilómetros al sudeste de la ciudad de Ningbo, en la provincia de Zhejiang. Los vientos máximos sostenidos del meteoro eran de 157 kilómetros por hora, con rachas de hasta 222 kilómetros por hora.

En 29 de agosto, las autoridades meteorológicas advirtieron sobre la aproximación a la provincia de Fujian del tifón Nanmadol, que llegó a ser la XI tormenta tropical que azotaba al país en el año, y que a su paso por el norte de Filipinas causó al menos 22 muertos, 21 heridos y 12 desaparecidos. El 30 de agosto varios vuelos fueron cancelados en el este de China y fue suspendida la navegación en la ruta marítima Xiamen-Jinmen que vincula la parte continental con Taiwan. El 31 de agosto fuertes lluvias se registraban en la provincia de Fujian a causa de Nanmadol, y más de 272 mil personas sufrían en el sureste chino.

Hasta mediados de septiembre, al menos 57 muertos y 29 desaparecidos ocasionaron las inundaciones registradas desde principios de mes en las provincias de Shaanxi, Sichuan y Henan. Se reportaron 12 millones de afectados y más de un millón de evacuados tras el derrumbe de 129 mil casas y más de 650 mil hectáreas de cultivos dañadas. Las pérdidas directas se estimaban en 2.700 millones de dólares.

El 19 de septiembre, el nivel del río Qujiang, afluente del Jialing, alcanzó 23,1 metros, 6,6 metros por encima del nivel de alerta, confirmó la Oficina de Prevención de Inundaciones y Alivio a la Sequía de Guang’an, la ciudad más afectada, donde se registraron cerca de dos mil casas destruidas y más de 10 mil dañadas. Según pronósticos, esa tarde el agua del río alcanzaría una altura los 27,13 metros, el nivel más alto desde que comenzaron a llevarse registros en 1847.

Del 1 al 21 de septiembre, los desastres naturales dejaron al menos 90 muertos y 22 desaparecidos en las provincias de Shaanxi, Sichuan, Henan, Hubei, Shandong, Shanxi, Gansu, Qinghai y la municipalidad de Chongqing, precisó la Comisión Nacional para la Prevención de Desastres. En ese último territorio, el pico de la mayor crecida del río Jialing, principal afluente del Yangtsé, alcanzó un nivel de 179,77 metros al llegar al muelle de Changtianmen. Hasta el 24 de septiembre, al menos 1,8 millones de personas en las provincias de Sichuan, Shaanxi, Henan, Hubei, Shanxi y la municipalidad de Chongqing fueron reubicadas, y las pérdidas directas se estimaban en 4.250 millones de dólares.

En todo el mes de septiembre, las intensas lluvias dejaron 97 muertos, 21 desaparecidos y 1,2 millones de afectados en 11 regiones de nivel provincial. Como medida preventiva, 1,9 millones de personas tuvieron que ser reubicadas y las pérdidas económicas directas se estimaron en 3.290 millones de dólares.

El 4 de octubre la tormenta tropical Nalgae tocó tierra por el sur de la provincia de Hainan con vientos de 90 kilómetros por hora en su centro. Tan solo una semana antes, el tifón Nesat, el más fuerte que ha azotado a China en 2011, tocó tierra también en Hainan, provocando al menos cuatro muertos y ocasionando estragos en las instalaciones de suministro eléctrico con afectaciones a más de 500 mil residentes. A su paso por Filipinas, Nesat y Nalgae dejaron al menos 59 muertos.

El 8 de octubre ya se contaban más de 17 mil personas evacuadas en Haikou, capital de Hainan, debido a intensas precipitaciones de hasta 130,9 milímetros que inundaron 57 poblados. En tanto, las precipitaciones en Haikou alcanzaron un récord de 236 milímetros. El nivel del agua en siete embalses había sobrepasado las líneas de riesgo, en tanto 44 hacían descargas de emergencia. Se preveía que el cauce del río Nandu, el más largo de la provincia, alcance su pico de crecida.

El 14 de octubre se temía que los vientos de la tormenta tropical Banyan, la vigésima del año, podrían afectar en breve los territorios meridionales de China. El organismo ciclónico se situaba a 840 kilómetros al sureste de la ciudad de Wanning, en Hainan. Cabe recordar que poco antes la provincia había sido golpeada por Nalgae, el tercer organismo ciclónico que tocó tierra en Hainan en menos de dos semanas, después del devastador tifón Nesat y la tormenta tropical Hitom.

En octubre de 2011, los desastres naturales dejaron al menos 17 muertos en China y pérdidas económicas directas de 405 millones de dólares. Se vieron afectadas más de dos millones 960 mil personas, incluidas 157 mil que fueron evacuadas y reubicadas. Fueron destruidas 19.200 hectáreas de tierras cultivables y se derrumbaron unas siete mil viviendas.

La respuesta del gobierno

En el primer trimestre de 2011, los desastres naturales en China dejaron 75 muertos, 11 desaparecidos y pérdidas económicas por 7.350 millones de dólares. Sólo en el primer semestre, los desastres naturales en la parte continental del país causaron 449 muertos, 100 desaparecidos y pérdidas económicas directas valuadas en 21.800 millones de dólares, informó el Ministerio de Asuntos Civiles.

De enero a septiembre de 2011, los desastres naturales en China causaron 1.074 muertos y pérdidas económicas por 47.700 millones de dólares. Resultaron afectadas 480 millones de personas y más de nueve millones tuvieron que ser trasladadas o evacuadas, según el Ministerio de Asuntos Civiles y la Comisión Nacional de Reducción de Desastres.

La Administración Meteorológica Nacional (AMN) corrigió luego los anteriores datos. Según el último informe de la AMN, los desastres naturales en 2011 dejaron en China al menos 1.049 muertos o desaparecidos y pérdidas económicas estimadas en cerca de 48 mil millones de dólares. La cifra de fallecidos es la más baja desde 1990, pero los daños económicos son comparativamente más altos.

El 27 de octubre, China destinó alrededor de 147 millones de dólares a zonas devastadas por las inundaciones y otros desastres, que se sumaron a los 249 millones de dólares entregados en el primer trimestre, más otros 20,6 millones de dólares de ayuda entregados en Shanxi, Henan, Hubei, Sichuan, Shaanxi y la región autónoma Zhuang de Guangxi, informó el Ministerio de Asuntos Civiles.

Desde el inicio de año hasta el 15 de diciembre, los Ministerios de Finanzas y de Asuntos Civiles asignaron al menos 570 millones de dólares para asistir a las millones de personas afectadas por eventos climáticos. A mediados de diciembre, el gobierno chino asignó unos mil millones de dólares adicionales a zonas afectadas por desastres para la adquisición de alimentos, ropa y combustible, según un comunicado del Ministerio de Asuntos Civiles.

El gobierno chino aprobó el 2 de noviembre de 2011 un plan nacional contra la sequía para mejorar significativamente el acceso al agua potable hacia 2015 y satisfacer la demanda general del preciado líquido para 2020. El plan incluye la implementación de proyectos que permitan enfrentar en las zonas afectadas la escasez del referido recurso, problema cada vez más frecuente debido al impacto del cambio climático y su demanda. Más del 60 por ciento de los distritos del gigante asiático son propensos a sequías, mientras 110 de las 658 ciudades han sufrido alguna vez escasez de agua, precisaron fuentes oficiales.

La Región autónoma china de Mongolia Interior anunció que ampliará en 800 mil hectáreas su cobertura forestal este año para evitar la desertificación y las tormentas de arena que afectaban a la parte norte del país. Para el 2015 el área de bosques y praderas de Mongolia Interior deberá aumentar un 21,5 y un 43 por ciento, respectivamente. La nación asiática invirtió más de 4.150 millones de dólares en la lucha contra la desertificación en Mongolia Interior en el período 2005-2010.

A finales del año pasado China anunció que continuará y expandirá su programa de protección forestal en la próxima década. Iniciado en 2000, ese plan dirigido hacia las áreas más vulnerables a la sequía o desertificación mejoró eficazmente los ecosistemas locales, donde se redujo la erosión del suelo y protegió la biodiversidad del área. En 2010 el país reforestó cinco millones 920 hectáreas y devolvió seis millones 667 mil de tierras de pastoreo.

La medida, que mejorará la capacidad de lucha de la nación contra ese fenómeno, abarca además programas constructivos de reservas de agua en zonas rurales, poblados y ciudades, y el establecimiento de una red nacional de monitoreo de sequías. Esto último facilitará la toma de decisiones, que resalta también la importancia del ahorro de ese líquido y la necesidad de aprovechar la experiencia nacional e internacional.

Ante la frecuencia de las anomalías climáticas extremas, el Consejo de Estado decidió diseñar un sistema de prevención de desastres naturales, accidentes, eventos de salud pública y seguridad social, que se espera esté en marcha en todo el país a finales de 2012 y cubra el 82% de la población, dijo el director del Centro de Pronóstico de la Administración Meteorológica de China Sun Jian.

El proyecto, diseñado para difundir avisos tempranos a través de radio, televisión, mensajes de texto y otros medios, demandará una inversión inicial de 21 millones dólares, y se desarrollará primero en 11 regiones provinciales, incluida la municipalidad de Beijing y la región autónoma de Xinjiang.

China propuso además a países vecinos del Sur de Asia establecer un sistema de alerta de tsunami que les permita intercambiar información y mejorar los pronósticos sobre desastres naturales. La iniciativa abarcaría a las ocho naciones vinculadas al Mar de China Meridional: Filipinas, Malasia, Brunei, Indonesia, Tailandia, Vietnam, Cambodia y Singapur.

Con reportes de la periodista Teresita de Jesús Vives Romero, corresponsal de Prensa Latina en China.

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