Colombia sufre la «peor tragedia natural» de su historia

Colombia registra dos temporadas lluviosas al año, una de abril a junio, y la otra de octubre a diciembre. Sin embargo, los primeros aguaceros de 2011 se anticiparon para marzo por la influencia de La Niña, un fenómeno que forma parte de un ciclo natural global del clima conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO).

Este ciclo global tiene dos extremos: una fase cálida conocida como El Niño y una fase fría, denominada La Niña. En Colombia, La Niña tuvo su máxima fase de intensidad a finales de 2010 y coincidió con el segundo período lluvioso, considerado el más fuerte de las últimas cuatro décadas. Desde mayo de 2010 hasta abril de 2011 al menos 376 personas perdieron la vida y 2,8 millones resultaron damnificadas por las intensas precipitaciones en Colombia.

El 3 de marzo de este año, tres personas perdieron la vida en una avalancha en el municipio de California, departamento de Santander, debido al desbordamiento del río Suratá. La Gobernación de Santander tuvo que declarar la alerta roja y ordenar la evacuación de al menos 15 mil personas. Hasta el 8 de abril, las intensas lluvias habían afectado a más de 3.650 personas en 27 municipios del país. La zona andina, el Eje Cafetero y el departamento de Chocó figuraban entre las áreas de mayor riesgo, al tiempo que más de 200 carreteras reportaban daños por deslaves y roturas de pavimento.

El 13 de abril el gobierno colombiano decretó alerta máxima en el departamento de Cauca ante la crecida de los ríos Palo, La Paila, Cauca, Guangué, Páez, Tominío y Micay. Este último inundó todo el municipio del mismo nombre, dejando más de 21 mil damnificados, mientras otras 11 provincias colombianas se encontraban en alerta por las intensas lluvias asociadas a la ola invernal, que, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), duplicaron el promedio histórico mensual.

En los primeros 18 días de abril, Bogotá registró un acumulado de precipitaciones superior a los 100 milímetros de agua, la cifra más alta de los últimos tiempos, dijo el alcalde Samuel Moreno. Según la oficina de Gestión de Riesgo, hasta esa fecha las precipitaciones habían dejado un saldo de 15 muertos, 13 de ellos por aludes de tierra. El 20 de abril gran parte del territorio colombiano continuaba en alerta roja: de los 32 departamentos del país, 13 reportaban distintas emergencias, incluidos todos los territorios de la Región Andina con alta densidad poblacional.

El Ideam recordó que el temporal invernal podría extenderse hasta junio, y la Corte Constitucional dio luz verde a la propuesta estatal de inyectar 400 mil millones de pesos colombianos (más de 220 millones de dólares) al presupuesto anual para enfrentar los desastres naturales. De enero hasta esa fecha se contaban al menos 80 muertos, 45 heridos, seis desaparecidos y más de 80.500 damnificados en todo el país.

El 21 de abril el presidente Juan Manuel Santos llamó a un consejo extraordinario de ministros para examinar la emergencia nacional, que en los últimos 15 meses había dejado al menos 410 muertos, 487 heridos, 75 desaparecidos y más de 2,8 millones de damnificados, según el Sistema de Atención y Prevención de Desastres.

Cinco días después, el 26 de abril, la cifra de damnificados rebasó los tres millones de habitantes, confirmó el director del Sistema Nacional de Desastres Carlos Iván Márquez. Se registraron 3.043.402 afectados en 30 de los 32 departamentos, y las víctimas mortales subieron a 418.

A fines de abril, más de 409 municipios colombianos, casi la mitad de los existentes, tenían problemas de acceso al agua potable. La Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios notificó averías e interrupciones en sistemas de acueducto y alcantarillado en Cúcuta, Cali y una amplia zona de los municipios de la sabana de Bogotá, además de poblaciones intermedias en departamentos como Tolima, los Santanderes, Antioquia y Cundinamarca.

Solo en los cuatro primeros meses de 2011 se cuantificaron más de 144 mil damnificados, 90 muertos y 15 desaparecidos. La directora de la oficina de asuntos humanitarios de la Organización de Naciones Unidas en Colombia María José Torres estimó que cerca del 65% de las personas afectadas era niños y adolescentes menores de 18 de años.

En la primera semana de mayo las inundaciones no cejaban. Las fuertes lluvias inundaron 20 barrios de seis localidades de la capital colombiana, alcanzando en algunas zonas los 50 centímetros, mientras que la pista sur del aeropuerto internacional de El Dorado continuaba anegada.

Desde abril de 2010 hasta mayo de 2011, la Dirección de Gestión del Riesgo del Ministerio de Interior y Justicia reportó 444 muertos, 524 heridos, 71 desaparecidos y tres millones 22 mil damnificados en 28 de los 32 departamentos colombianos. Colombia enfrenta la “peor tragedia natural de la historia”, lamentó el presidente Santos, y su gobierno destinó 4,5 billones de pesos, equivalentes a unos 2.500 millones de dólares, para enfrentar la crisis.

Colombia indemne

A fines de agosto de 2011, cuando Colombia aún no se recuperaba de la primera temporada invernal del año, el ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo reconoció que algunas zonas del país no estaban preparadas para afrontar la segunda temporada lluviosa que se avecinaba. La autoridad dijo que la naturaleza está pasando la factura de un atraso de cerca de 40 años en prevención y en el manejo y control del riesgo. Advirtió que lo más preocupante eran los pronósticos de una fuerte temporada invernal a iniciarse en octubre y que se extendería hasta finales del año.

Desde el 1 septiembre hasta el 13 de octubre de 2011 se contabilizaron 22 muertos, 25 lesionados, cuatro desaparecidos y 64.700 damnificados en Colombia a causa de la segunda ola invernal que azotaba el país, informó la Oficina de Gestión del Riesgo del Ministerio de Interior. Hasta esa fecha, el temporal había destruido 110 viviendas y ocasionado más de 166 emergencias por avalanchas, deslizamientos, vendavales e inundaciones en Antioquia, Atlántico, Caldas, Cesar, Córdoba, Cundinamarca, Magdalena, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander, Tolima y Valle del Cauca.

En la primera semana de noviembre, un alud sepultó varias viviendas en Manizales, capital del departamento de Caldas, quitando la vida a 39 personas.  Desde el 1 de septiembre hasta el 14 de noviembre ya se contaban 96 muertos, siete desaparecidos, 68 heridos, 317.507 damnificados y 54.715 viviendas dañadas, según un reporte de la Cruz Roja Colombiana. Las precipitaciones afectaron a 325 municipios de 27 departamentos; Chocó, Nariño Tolima y Amazonas fueron declarados en alerta roja.

El 22 de noviembre, el director de la Policía de Tránsito Rodolfo Palomino informó que al menos 10 carreteras nacionales fueron cerradas totalmente por derrumbes, inundaciones y caídas de puentes, mientras que la Cruz Roja Colombiana reportó que los muertos por las lluvias ya ascendían a 101, los heridos a 81 y los desaparecidos a ocho.

El 5 de diciembre otro alud sepultó a siete personas en una zona rural del departamento de Tolima. Las lluvias colmaron todos los embalses del país y algunas represas registran niveles superiores al 100% de su capacidad, informó el ministro de Minas Mauricio Cárdenas. La Dirección de Gestión de Riesgo de la Cruz Roja contabilizó hasta entonces más de 20 desaparecidos, más de 100 heridos, al menos 486.723 damnificados y severas pérdidas en el sector agropecuario.

Hasta el 9 de diciembre de 2011, las intensas lluvias mantenían inundados populosos barrios del suroccidente de Bogotá, y en algunas localidades solo era posible desplazarse en lancha. En el sector de Bosa el colapso del sistema de alcantarillado y el desbordamiento de aguas afectó a casi tres mil predios y muchas familias debieron ser evacuadas. En las localidades de Kennedy y Engativá cientos de personas cargaban como podían las pertenencias que lograron rescatar de las aguas, constató un periodista de Prensa Latina.

La situación es dramática para cientos de familias que se han quedado sin electricidad, agua potable, teléfono y alimentos. Muchos residentes de las zonas más afectadas bloquean vías y protestan en las calles reclamando atención por parte del gobierno y de las autoridades locales. En apenas tres días de lluvia, el número de damnificados subió de mil a 45 mil, confirmó la alcaldesa Clara López, tras admitir que la tragedia desbordó la capacidad de respuesta de los organismos de emergencia.

López anunció que los damnificados no tendrán que pagar impuestos prediales, de vehículos y de industria y comercio el próximo año, mientras que la Empresa de Acueducto y Alcantarillado no les cobrará por el servicio por un periodo de 15 días.

Colombia aún sufre las consecuencias de la “peor tragedia natural de la historia”, como la definió el presidente Manuel Santos: Las lluvias mataron a 444 colombianos y afectaron a más de tres millones de personas desde abril de 2010 hasta mayo de 2011; y desde el 1 de septiembre hasta el 9 de diciembre se cuentan 140 muertos, 13 desaparecidos, 115 heridos, 534.887 damnificados, 80 mil viviendas averiadas y casi mil destruidas completamente en 27 de los 32 departamentos de Colombia.

Actualización: Colapsa movilidad en Bogotá por lluviasLa movilidad en la capital colombiana colapsó el 15 de diciembre de 2011 como consecuencia de las lluvias que azotaban al país desde septiembre, con un saldo de más de 150 muertos. Ese día, las precipitaciones en Bogotá provocaron un sin fin de embotellamientos y complicaciones viales de un extremo a otro en la ciudad, donde por momentos las filas de autos represados alcanzó decenas de kilómetros.

La situación se agravó por el cierre de varias arterias de mucho tránsito, a raíz de derrumbes, deslizamientos de tierra y las innumerables obras que se acometen en la malla vial. También se presentaron taponamientos de alcantarillas por basuras y escombros, al tiempo que los encharcamientos congestionaron el flujo vehicular por horas.

Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, el fenómeno climatológico de La Niña afectaba a 27 de los 32 departamentos que conforman el país. Más de un centenar de municipios se encontraban en peligro, mientras el Gobierno decretó la alerta roja en siete departamentos.

La emergencia en Colombia tendía a agravarse, luego que la arteria fluvial más importante del país, el Magdalena, y su principal afluente, el Cauca, aumentaran sus niveles. El Magdalena es la principal arteria fluvial de Colombia y su principal afluente es el río Cauca. Su cuenca ocupa el 24 por ciento del territorio continental del país, al tiempo que abarca 18 departamentos, donde vive el 80 por ciento de la población y se produce el 85 por ciento del producto interno bruto.

El 19 de diciembre, las autoridades colombianas mantenían un riguroso monitoreo sobre el Canal del Dique ante la posibilidad de un desbordamiento, pues las aguas estaban apenas a 80 centímetros para rebasar su límite. El año pasado las zonas aledañas al Canal del Dique sufrieron unas de las perores tragedias de su historia, cuando un boquete sumergió bajo las aguas a ocho municipios del departamento de Atlántico, cuyos daños superaron los 300 millones de dólares.

Con más de 100 kilómetros de largo navegables y aproximadamente 100 metros de ancho en la mayor parte de su tramo, el Canal conecta al río Magdalena con el mar Atlántico. Su importancia estratégica radica en que une a la ciudad de Cartagena de Indias con el interior andino del país.

El 20 de diciembre, un boquete en el Canal del Dique agravó la situación de varias poblaciones rurales en el departamento de Bolívar, pues desde el viernes pasado el arroyo San Juan inundó gran parte de la zona. Hasta ese día, las lluvias que azotaban a Colombia desde septiembre pasado habían provocado 156 víctimas morales, 38 desaparecidos, unos 130 heridos y más de 800 mil damnificados.

Con información de Prensa Latina, Bolpress y Naciones Unidas.

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