¿Enterrarán al Protocolo de Kioto en Durban?

Representantes de 194 países asisten a la COP17 que coincide con la VII Conferencia de las Partes del Protocolo de Kioto (CMP17). Ambas conferencias se celebran hasta el 9 de diciembre en Durban.

Uno de los grandes retos de la COP17 será definir el futuro del Protocolo de Kioto, cuyo primer período de compromisos expira en 2012, señala la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) Christiana Figueres.

El Protocolo de Kioto suscrito en 1997 y ratificado por 156 países se fijo como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 5,2% hasta el año 2012, con respecto a los niveles de 1990, asignando a cada país responsabilidades comunes pero diferenciadas.

En 1992, la CMNUCC estableció como principio fundamental que las partes protejan el medioambiente en beneficio de las generaciones presentes y futuras, sobre la base de la equidad y en función de sus capacidades y responsabilidades diferenciadas.

Por el momento, el Protocolo de Kioto se constituye en el único régimen climático global de carácter vinculante que impone metas de reducción de emisiones a los países desarrollados. El primer período del Protocolo concluye en 2012, razón por la cual será necesario adoptar un segundo plan de compromisos en la COP17, explica la ministra de Relaciones Exteriores de Sudáfrica Maite Nkoana-Mashabane.

El Grupo de los 77 más China y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) defienden la continuidad del Protocolo de Kioto, conscientes de que es el único instrumento que regula las emisiones de CO2 de los países desarrollados.

Hace poco China publicó un libro referente al cambio climático, en el cual plantea tres objetivos claves para la COP17: 1. Definir un plan de reducción de emisiones para los países desarrollados en el segundo período del Protocolo; 2. Delinear los compromisos de los estados industrializados en el marco de la CMNUCC, y 3. Especificar los mecanismos y acuerdos para la adaptación, financiamiento y transferencia tecnológica.

Los acuerdos alcanzados en la COP16 de Cancún en 2010 resultaron ser insuficientes para equilibrar la temperatura del Planeta.  Para estabilizar las concentraciones de CO2 en la atmósfera se requiere que los países desarrollados reduzcan entre 25 y 40% de sus emisiones hasta 2020 y entre 80 y 95% para 2050, señala el último Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).

Según Figueres, los compromisos de reducción de emisiones asumidos por los países industrializados no van más allá del 12% de reducción de emisiones, y no cumplen ni el 60% de lo que la ciencia recomienda para evitar que pequeñas islas desaparezcan bajo las aguas del mar.

Además, aún son muy limitados e imprecisos los compromisos de cooperación financiera de los países industrializados en materia de mitigación y adaptación al cambio climático. El acuerdo de Cancún contempla una contribución de 100 mil millones de dólares hasta 2020 a través de Fondo Verde del Clima, pero esa cifra está muy lejos de alcanzarse.

El Presidente de Chad Idriss Deby asegura que los países africanos son los más afectados por fenómenos climáticos cada vez más extremos, pese a que son los que menos contaminan, al igual que otras naciones pobres de Sudamérica que ya sufren las consecuencias de catástrofes climáticas.

Se estima que la degradación de tierras afecta a 250 millones de personas; y unos 1.700 millones de personas de 43 países viven en zonas con “estrés hídrico”. En ese marco, el presidente Deby exhorta a los países industrializados a pagar su deuda climática con las naciones subdesarrolladas: “Los países del G-20, los grandes contaminantes del planeta, tienen los recursos necesarios”.

De ahí que “el segundo período de compromisos es para nosotros el elemento esencial de Durban; si perdemos el Protocolo, todo lo demás pierde sentido”, advierte la jefa del grupo negociador de Venezuela Claudia Salerno. Según el presidente de Sudáfrica Jacob Zuma, pactar un acuerdo sobre el segundo período de compromisos de Kioto, haciendo valer el espíritu multilateral y las normas de la Convención sobre Cambio Climático, “es una cuestión de vida o muerte”.

Sin embargo, otras son las prioridades de los países desarrollados. En realidad, Estados Unidos, Japón, Canadá, Australia y otras naciones pretenden liquidar al Protocolo de Kioto y crear otro régimen más flexible que no les imponga obligaciones ni mucho menos sanciones.

Pesimismo

Estados Unidos, Canadá y Japón se niegan a asumir nuevos compromisos en el marco del Protocolo de Kioto, y no se descarta que intenten trasladar la discusión medioambiental a otros foros internacionales sin la participación de todos los países del orbe.

El Ministro de Medio Ambiente de Canadá Peter Kent ratificó que su país no suscribirá nuevos compromisos en Durban. “El compromiso de nuestro gobierno es con (los acuerdos de 2009 en) Copenhague y con un plan realista de reducción de gases, alineado con nuestro vecino (Estados Unidos)”, declaró.

Kent no confirmó ni desmintió la supuesta retirada formal de su país del tratado de Kioto, pero anunció que propondrá en Durban un nuevo documento vinculante.

Salerno consideró moral y políticamente inaceptable que países transgresores del Protocolo propongan ahora un nuevo régimen legal, soslayando sus  responsabilidades históricas y sus abultadas deudas ambientales.

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima que Estados Unidos genera el 21% de las emisiones de CO2, mientras que las emisiones de Canadá aumentaron 34% solo en el año 2009.

El subsecretario general para Comunicación e Información de la ONU Kiyotaka Akasaka lamentó que Estados Unidos y otros países ricos no hayan firmado el Protocolo y todavía estén muy lejos de alcanzar los objetivos trazados. Pareciera que no toman en serio la preservación del medio ambiente.

El funcionario alertó que si no se suscribe un nuevo Protocolo antes de 2012, las naciones responsables del calentamiento quedarán libres de sanción; lo peor es que “tal vez haya algunos acuerdos por aquí o por allá, pero no uno global; la perspectiva de un acuerdo efectivo no es vaga, sino imposible”. (Agencia Brasil)

Un nuevo acuerdo climático justo debería ser vinculante y más ambicioso que el actual, y tendría que privilegiar a las naciones más vulnerables, opinó Figueres. Sin embargo, “esos tres elementos solo se dan en los cuentos de hadas y la realidad es que nuestras aspiraciones no van a cambiar en Durban”.

Con información del periodista Enrique Torres, enviado especial de Prensa Latina a la COP17 y http://ec.europa.eu

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