Kenya: El Mar de Jade

Este notable acuatorio, esta situado en el Centro-Este de África, pertenece al sistema del Gran Rift Valley, uno de los paisajes más espectaculares del planeta, que incluye la región de los Grandes Lagos, un vasto sistema de fallas geológicas de más de cuatro mil 830 kilómetros, que se inicia en Siria, en el suroeste de Asia y llega hasta Mozambique, accidente tectónico que hace muy inestable y volcánica la porción oriental africana de Norte a Sur.

El Lago fue conocido por Rodolfo en Europa, pero ha predominado en la bibliografía geográfica la denominación que recibe del pueblo seminómada y pastoril que habita en sus alrededores, los hercúleos y valerosos turkanas, esta se hizo oficial en 1975.

Este Mar de Jade, llamado así por sus aguas de color verde, se encuentra en su mayor parte al Noroeste de la república de Kenya, solo una pequeña porción de su superficie queda en la región Suroeste de Etiopía. El Lago Turkana está relacionado con la rama oriental del Rift Valley, del que es el lago más septentrional, ocupando una hendidura de la meseta, tiene una forma alargada de norte a sur, entre los 40 40I y los 20 20I de latitud Norte, y entre los 350 50I y 360 45I de longitud Este. La distancia en línea recta al Océano Indico es de unos mil kilómetros.

Los primeros extranjeros llegados a sus márgenes fueron los árabes. Después de ellos, aventureros y exploradores europeos avistaron el Turkana, eran el conde húngaro Sámuel Teleki y el Teniente austriaco Ludwig von Höhnel, que recorrieron sus orillas en 1888. El lago fue bautizado como «Rudolf», en honor de Rodolfo de Habsburgo, único hijo varón del emperador Francisco José I y de Isabel de Baviera, que había sido coronado poco antes príncipe heredero de Austria-Hungría.

La trágica y misteriosa muerte del noble joven en Mayerling, al año siguiente, hizo que se perpetuase su nombre para la eternidad, en el hermoso accidente hidrográfico. Fueron los británicos los que se adueñaron del lagocuando hasta allí llegaron los agentes de la Compañía de África Oriental, que defendía los intereses de Londres en Kenya.

En 1896, el Ministerio de Asuntos Exteriores de la Corona, asumió el control directo. Pero como la región del Turkana era desértica, los colonialistas permitieron a los nativos continuar su vida tradicional. Este lago de estrecha silueta y profundidad media, tiene cerca de 260 kilómetros. de longitud y con una anchura media de 30 a 50 kilómetros y unos 60 kilómetros de máxima.

La superficie de su espejo cuando lo vio Teleki, era de más de nueve mil kilómetros cuadrados, en el siglo XX alcanzaba aproximadamente ocho mil 600 kilómetros cuadrados, aunque con variaciones según las estaciones, aún crece en las de lluvia y disminuye hasta menos de siete mil 100 kilómetros cuadrados en la seca. En los últimos años, el descenso del nivel lo ha llevado su superficie a seis mil 405 kilómetros cuadrados.

Por su tamaño, ocupa el lugar 18 entre los mayores lados del mundo y el quinto dentro del continente africano. Está a unos 480 metros sobre el nivel del mar y en la mayor parte de su perímetro aparecen elevaciones medias y zonas áridas y semidesérticas. Limitan su cuenca los Montes Ndoto, con un impresionante paisaje al sur.

Las fuentes de alimentación del Lago son principalmente fluviales pues recibe aguas de los macizos de Etiopía y Kenya. Por el Norte, le aporta del río Omo, por el Oeste el Kerio, el Bass y el caudaloso Turkwell, que nace al Suroeste, cerca del Monte Elgón a unos cuatro mil metros de altura. También le aportan varios arroyos intermitentes en las dos estaciones de lluvia, desde octubre hasta diciembre y desde abril hasta junio, pero no se aprecia desagüe a través de ningún curso superficial. Sus aguas tienen un elevado índice de evaporación y son salobres. Es el lago permanente más grande del mundo, de los situados en un entorno desértico. Es también el mayor lago alcalino que existe, por la cantidad de carbonatos disueltos en sus aguas.

El ambiente es cálido y muy seco pues la región norte de Kenya recibe muy poca lluvia. Las márgenes del acuatorio son arenosas, volcánicas, descubiertas de vegetación, las tierras aledañas al Turkana, forman al Sureste sabanas salpicadas por bosquecillos de acacia y papiro que solo se utilizan para pastizales de una ganadería extensiva y nómada de pequeños rebaños. Al Este del lago aparece el agreste Desierto de Chalbi. Una curiosidad del Turkana es la brisa que produce, que es muy fuerte, ya que el lago se calienta y enfría mucho más lentamente que el deforestado y montañoso paisaje que lo rodea.

Esa situación sirve para moderar el clima local, lo cual facilita la vida de los turkanas y resulta muy apreciado por los turistas que logran acceder a este lejano paisaje lacustre. En las orillas del Turkana se produjeron, a partir de 1967, descubrimientos de fósiles de homínidos por el paleoantropólogo británico Richard Erskine Leakey. Uno de ellos, el cráneo «KNM-ER 1470» (Kenia National Museum-East Rudolf 1470), de más de dos millones de años de edad, encontrado en 1972, definió una nueva especie, el Homo rudolfensis, por el antiguo nombre del lago. Estos hallazgos, incluyen el del denominado «niño de Turkana», un esqueleto casi completo correspondiente a un muchacho adolescente, Homo ergaster, de nueve años de edad, descubierto en 1984 en Nariokotome (orilla occidental del lago) y fechado hace 1,6 millones de años. Esta maravilla del desierto, es el hábitat de gran cantidad de peces como las percas del Nilo y del género tilapia, que pueden alcanzar un peso de más de 100 libras.

El lago tuvo en el pasado la mayor población de cocodrilos del Nilo, alrededor de 14 mil en la Isla Central. Su situación en una zona extremadamente árida, convierte al Turkana en base de paso obligado para numerosas aves migratorias. En el entorno del lago habitan leones, guepardos y jirafas junto a otras especies de mamíferos como los hipopótamos, e incluso los más de dos mil camellos de los turkanas. Sin embargo este magnífico ecosistema es frágil, está amenazado por la caza ilegal, por el uso creciente de plaguicidas y fertilizantes que ha provocado una significativa contaminación del agua de los ríos, que arrastran mayores cantidades de sedimentos por la erosión del suelo, causada por la tala indiscriminada de los bosques en sus cuencas.

La elevación de la temperatura global provoca un incremento de la evaporación de las aguas lacustres, por eso el Turkana es hoy mucho menos extenso que hace un siglo, por ejemplo, el nivel de las aguas descendió 10 metros entre 1975 y 1993, proceso que, aunque se ha frenado, podría continuar.

El Gobierno de Kenya ha tomado medidas efectivas para proteger el Mar de Jade y salvar esta piedra preciosa del desierto. Todo el ecosistema es un Parque Nacional, con estricta protección. La conservación de la vida salvaje dentro de esta reserva posee una alta prioridad, hay una agresiva campaña contra los cazadores furtivos.

En las dos últimas décadas se ha realizado una intensa campaña de repoblación forestal en el país, se veda la pesca y se aplican buenas prácticas agrícolas en las cuencas, con mayor ahorro de agua. Para mantener intacto el paisaje original del Turkana y defender a la fauna, la zona permanece en aislamiento y recibe muy pocos visitantes extranjeros.

La conservación de esta joya, es una tarea del pueblo kenyano, pero es un problema de todos, un desafío del siglo XXI. Los países industrializados, con sus emisiones de CO2, que han elevado la temperatura terrestre, tienen que asumir su responsabilidad y respetar las convenciones internacionales.

En la urgente misión de salvar la civilización humana, el respeto y amor a la Naturaleza, es la única alternativa viable. Por eso, los organismos mundiales apoyan las acciones de la República de Kenya, que trabaja en aras del desarrollo sostenible y ha ratificado, entre otros, los acuerdos relativos a la biodiversidad, cambio climático, especies en peligro, vida marina, contaminación naval y zonas húmedas. Esta nación, escudo del Turkana, ha merecido que, por el sobresaliente valor universal de las tres áreas protegidas del lago: Parques Nacionales Sibiloi en la orilla oriental, y de las Islas Central y del Sur en su interior, la UNESCO los integrara, desde 1997, en la lista del Patrimonio Natural de la Humanidad.

* El autor es especialista de la Delegación de La Habana del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, (CITMA) y colaborador de Prensa Latina.

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