De unos tres mil millones de personas que viven en ciudades –casi la mitad de la población global– aproximadamente 827,6 millones sobreviven en barrios miserables, según el informe bianual sobre el estado de las ciudades elaborado por la ONU-Hábitat, una agencia establecida en 2002 para examinar los efectos de la rápida urbanización en comunidades, en economías nacionales y en el clima.

En la última década, 50,9 millones de personas se han instalado en barriadas marginales de ciudades de todo el mundo, conocidas como favelas en Brasil, barrios de chabolas en España, villas miseria en Argentina, ciudades perdidas en México, cantegril en Uruguay, ranchitos en Venezuela, slum o shantytown en inglés y bidonville en francés. [1]

En contrapartida, se calcula que 227 millones de personas consiguieron salir de estas villas miseria en estos 10 años, lo que supone la superación de uno de los ocho objetivos de desarrollo del Milenio que marcó la ONU en 2000: sacar a cien millones de personas de la miseria absoluta hasta 2020.

En África subsahariana, 199,5 millones de personas habitan en barrios marginales, equivalentes al 61,7% de la población urbana de la región. Siguen Asia oriental, con 189,6 millones de habitantes; América Latina y el Caribe con 110,7 millones; Asia suroriental con 88,9 millones; Asia occidental con 35 millones; África septentrional con 11,8 millones, y Oceanía con seis millones.

América Latina y el Caribe es la región más urbanizada del mundo, con más de tres cuartos de sus 433 millones de habitantes concentrados en ciudades. Es también la región más desigual del mundo, con más de 190 millones de personas que viven en la pobreza, la mayoría en barrios pobres o vecindarios asolados por problemas vinculados a la urbanización rápida y no planificada.

En América Latina, el 23,5% de la población urbana vive en la miseria, aunque 30 millones de personas han conseguido dejar los barrios miserables en esta década. Argentina, Colombia y la República Dominicana son los países con mayor éxito en esta materia, y han sido capaces de reducir su proporción de habitantes de tugurios en más de un tercio gracias a una mejoría en las viviendas y a un mejor acceso al agua y los servicios de saneamiento. [2]

Sin embargo, advierte la ONU-Habitat, a menos que se tomen “medidas drásticas”, la cantidad de habitantes de barrios miserables en el mundo probablemente crecerá a un ritmo de seis millones al año y alcanzará un total de 889 millones en 2020.

Los males de la ciudad

En el V Fórum Urbano Mundial (FUM5) que sesionó en Río de Janeiro se debatió sobre los impactos de la urbanización desenfrenada en la vida de los habitantes de las ciudades.

La urbanización rápida y no planificada acrecienta graves problemas sociales tales como la insuficiencia de servicios de saneamiento y recolección de desperdicios, la contaminación industrial y la emergencia de enfermedades infecciosas debidas a las condiciones de miseria y hacinamiento, menciona el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon.

El historiador norteamericano Mike Davis identifica dos problemas comunes y preocupantes mencionados en casi todos los estudios sobre ciudades en expansión realizados en los últimos 20 años. [3]

En primer lugar, hay cada vez menos alojamientos disponibles para los pobres en los centros metropolitanos y hasta los alojamientos más informales son objeto de mercadeo. Esta privatización del espacio ha destruido la válvula de seguridad que constituía, hasta los años 70 y 80, la relativa libertad de instalarse en las ciudades. [4]

Ban Ki-Moon afirma que las pésimas condiciones de vida en los barrios pobres del mundo constituyen una violación de los derechos humanos, ya que los niños no tienen agua limpia, los jóvenes están privados de recibir una educación decente y las mujeres viven atemorizadas por la inseguridad.

En segundo lugar, dice Davis, las posibilidades de la economía informal (venta callejera, trabajo a destajo y jornalero, etc.) se han reducido considerablemente. “Hemos entrado en el tiempo darwiniano en el que la competición por sobrevivir es cada vez más dura e intensa”, alentando la violencia interétnica en comunidades pobres.

Las diferencias de oportunidades de los moradores de favelas y de otras áreas dentro de las ciudades, y la desigualdad entre ricos y pobres provocan una serie de problemas sociales como la criminalidad, la violencia social y doméstica. [5]

La violencia es una de las principales causas de muerte de personas de entre 15 y 44 años en todo el mundo, y no sólo afecta a la salud y a los medios de vida de la población.  El temor a la violencia tiene un efecto devastador, una vez que aísla a los pobres en sus hogares y a los ricos en sus espacios segregados, señala el informe de la ONU-Habitat.

En América Latina, la violencia está correlacionada con altos niveles de desigualdad de ingresos y otras características predominantes, incluida la pobreza, el desempleo de los jóvenes y la pérdida de mecanismos tradicionales de control social.  En áreas donde la riqueza y pobreza extrema cohabitan aumenta la frecuencia de incidentes de violencia, como demuestran los casos de zonas urbanas de Brasil, México, Venezuela y Colombia.

Urbanismo y salud

La gente que vive en las ciudades es cada vez más vulnerable a riesgos ambientales, como la contaminación química o biológica del aire, el agua y la tierra; a riesgos sociales como la violencia, el abuso de sustancias psicotrópicas y otros comportamientos peligrosos; y a riesgos epidemiológicos, incluidas enfermedades transmisibles y no transmisibles relacionadas con el saneamiento inadecuado, el hacinamiento, la vida urbana moderna y el cambio climático.

Muchas ciudades del continente Americano en proceso de urbanización concentran la demanda de energía para el transporte, la vivienda (calefacción, aire acondicionado, preparación de alimentos, iluminación) y la producción. Por eso, en áreas urbanas la mayor preocupación es la contaminación del aire, vinculada principalmente con el uso de combustibles fósiles.

Las emisiones vehiculares son responsables de una gran proporción de la contaminación del aire en las áreas urbanas (PNUMA, 2004). En algunos casos, este problema se magnifica por las condiciones del clima y la topografía, como la inversión térmica que suele ocurrir en ciudades como la Ciudad de México, Santiago de Chile y Bogotá, lo que causa una reducida dispersión de contaminantes y tiende a producir una exposición de grandes poblaciones a una calidad de aire deficiente (OPS, 2005).

El aire contaminado afecta la salud humana y otros recursos ambientales como el agua, los suelos y los bosques. La evidencia científica muestra que por esta causa en América pueden ocurrir anualmente hasta 70 mil muertes por enfermedades cardiopulmonares, cerca de 13 mil muertes por cáncer pulmonar, y perderse 58 mil años de vida por infección respiratoria aguda en menores de cuatro años de edad, y 687 mil años de vida ajustados por discapacidad.

La incidencia de cáncer de piel no melanoma aumentó en Estados Unidos en los últimos años, aseguran dos estudios publicados en la revista Archives of Dermatology. Uno de ellos indica que 13 millones de estadounidenses padecieron este tipo de neoplasia en los últimos años; el otro estima en dos millones los ciudadanos tratados por esta causa en 2006.

A diferencia del melanoma, el más agresivo y mortal, cuya incidencia se asocia a la radiación solar intensa, los no melanomas son menos letales y provocados por la exposición al sol acumulada a lo largo de los años. De ahí que fueran más diagnosticados en personas ancianas. Sin embargo, ambos trabajos constataron que la afección se presenta ahora en individuos jóvenes.

El humo del cigarro constituye el tercer factor más frecuente de envejecimiento prematuro en las mujeres, solamente antecedido por la edad y el sol, alertó el presidente de la Sociedad Mexicana de Dermatología José Manuel Ruiz.

En la ponencia «El impacto del tabaquismo en la piel de la mujer», el experto precisó que el humo de tabaco estimula la aparición de enfermedades cutáneas como candidiasis oral, micosis pigmentaria (uñas amarillas), lupus eritematoso, arteriosclerosis cutánea y cáncer de piel, entre otros.  [6]

Uno de los tipos de cáncer asociados al consumo de tabaco es el carcinoma epidermoide, segunda neoplasia más frecuente de la piel que se puede manifestar en los labios, pero también en otras partes del cuerpo como pene, cerviz y vulva, recordó el experto.

Además, la forma de vida en las grandes ciudades está aumentando el número de agentes que producen enfermedades alérgicas, agravadas por la contaminación. Además de las alergias a los pólenes surgen otras a los medicamentos, al pelo de los animales domésticos, a los ácaros del polvo, a determinados alimentos o a algunos productos utilizados en la industria.

Investigadores de la Universidad de Nihon, en Chiba, descubrieron que la basura arrojada a los mares, principalmente el plástico, se convertirá en «una fuente global de contaminación”. Los plásticos duros se degradan en el mar y liberan bisfenol A, un componente químico capaz de alterar el sistema endocrino de moluscos y anfibios.  [7]

Las mujeres de menos de 40 años expuestas a fibras sintéticas contaminantes en sus centros de trabajo son tres veces más susceptibles a sufrir cáncer de mama, según un estudio de la Universidad de Montreal, Canadá, divulgado en el diario Occupational and Environmental Medicine.  [8]

Los resultados de este estudio prueban que las células del tejido mamario son más activas y susceptibles a los productos químicos antes de los 40 años.

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) de Argentina recomendó a profesionales y potenciales pacientes abstenerse de usar prótesis mamarias de silicona PolyImplant Prothése conocidas como PIP, de origen francés, y luego prohibió la importación y comercialización.  [9]

En Estados Unidos, la Comisión para la Seguridad de los Productos del Consumidor ordenó la retirada del mercado de bisutería para niños, al demostrarse que contienen hasta 91 por ciento de cadmio, un metal pesado tóxico que puede dañar los riñones y los huesos.  [10]

Por otro lado, la “globalización” de estilos de vida insanos está transformando las condiciones de salud en todo el mundo. Y es que el citadino reduce su actividad física, adopta dietas insalubres basadas en alimentos procesados con muchas calorías y menos frutas y verduras frescas; y es víctima de altas tasas de tabaquismo.

La industria agroalimentaria no sólo crea las condiciones para la aparición y propagación de nuevas enfermedades víricas sino que es responsable de crisis alimentarias de dimensiones asombrosas, que parecen devolvernos a la época de Dickens, observa con preocupación Mike Davis.

Se ha comprobado que existe una relación entre la exposición a plaguicidas químicos y afecciones crónicas, varias formas de cáncer y ciertas alteraciones de los sistemas neurológico, reproductivo y endocrino.

Por otro lado, las afecciones no transmisibles, consideradas exclusivas de países ricos, están cada vez más concentradas en naciones de ingresos bajos y medios, y en los grupos más pobres. Estas enfermedades crónicas corresponden a prácticamente la mitad de la carga de morbilidad de todo el mundo. Informes de la OMS indican que seis de cada 10 muertes que ocurren cada día en el planeta son por enfermedades prevenibles.

La directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Margaret Chan destaca que cada año aumenta el número de personas jóvenes y niños que desarrollan enfermedades crónicas prematuras como hipertensión arterial, algunos tipos de cáncer, diabetes, enfermedades vasculares. [11]

La nutrición excesiva se asocia con un aumento de las tasas mundiales de obesidad y enfermedades crónicas, como las dolencias cardíacas, la diabetes, los accidentes cerebrovasculares y algunas formas de cáncer.

En Estados Unidos, el país con mayor índice de obesidad del mundo, uno de cada tres niños o adolescentes padece el mal o al menos sobrepeso. La obesidad extrema afecta a todos los grupos de edades, aunque en mayor proporción a los varones afroamericanos e hispanos. [12]

Sin grandes cambios en su estilo de vida, estos niños podrían tener una vida de entre 10 y 20 años más corta y desarrollarán afecciones propias de los 60 años entre los 20 y los 30, advirtieron Corinna Koebnick y Amy Porter, investigadoras de Kaiser Permanente.

La actual generación de infantes podría ser la primera en muchísimo tiempo en tener una esperanza de vida menos elevada que la de sus padres debido al incremento de enfermedades no transmisibles, alerta la directora general de la OMS Margaret Chan.

Nuevas Políticas

Todos los países del orbe se verán afectados por el deterioro de la salud en el medio urbano, y por ello todas las autoridades sanitarias, estatales y gubernamentales, así como los propios ciudadanos, están obligados a involucrarse en su solución.

El representante de la Organización Panamericana y Mundial de la Salud (OPS/OMS) en Cuba Lea Guido llamó a situar la sanidad en el centro de las políticas urbanas y en todas las agendas de las naciones.

Se requieren medidas y políticas eficaces que ayuden a convertir las ciudades en lugares más sanos, como menos contaminación atmosférica y acústica, menos congestiones del tráfico y sobre todo mejores condiciones de vivienda, saneamiento y seguridad alimentaria.

En primer lugar, las políticas nacionales den priorizar el fomentó de comportamientos saludables, lo que implica reducir el consumo o abuso de tabaco, alcohol y otras drogas y la promoción de la actividad física que ayuden a “convertir la alternativa saludable en la alternativa fácil”.

El solo hecho de cocinar con menos sal sería tanto o más beneficioso que otras intervenciones sanitarias, como reducir el tabaquismo, bajar de peso o administrar fármacos contra el colesterol y la hipertensión, resaltan los expertos de la Universidad de California. La Organización Mundial de la Salud recomienda que el consumo de sal no exceda los cinco gramos al día, promedio que es superado por la mayor parte de los habitantes del planeta. [13]

Por otro lado, son necesarias estrategias y planes de acción para disminuir el hábito de fumar, la ingestión de alcohol y otras drogas, reducir la violencia y reforzar leyes para la seguridad vial.

Se precisan también financiamiento y políticas que apoyen la planificación y las intervenciones en el ámbito de la salud pública y que proporcionen servicios de salud asequibles, accesibles y eficientes en el control y la prevención de enfermedades.

Las sociedades industrializadas deben prestar especial atención a la planificación urbana y a la construcción de espacios públicos limpios, medios de transporte masivo, espacios verdes, vías para caminar y andar en bicicleta, así como lugares seguros para ­encuentros públicos, Son fundamentales los  planes de reciclaje y energía renovable, reducción de contaminación ambienta y sonora.

Es importante también la búsqueda de entornos sanos, que supone iniciativas de municipios, escuelas, comunidades, mercados y otros lugares de trabajo que procuren mejorar el ambiente y la salud de sus miembros y asociados.

Además, se precisa un nuevo concepto de urbanización inclusiva mediante políticas y programas que procuren reducir las inequidades, prevenir el surgimiento de barrios pobres y atender a las personas más vulnerables, incluidos los adultos sin techo y los niños de la calle. A los indígenas que migran a las ciudades hay que garantizarles el derecho a residencia y a escoger el tipo de vivienda en que quieren morar.

En resumen, la urbanización en el mundo y el carácter “antiurbano” de las ciudades –sobre todo la separación entre ricos y pobres y entre los que trabajan y los que consumen– es una de las causas principales del cambio climático, y por tanto es en las ciudades donde reside la solución, según Mike Davis.

En su criterio, ciertas cualidades urbanas “clásicas” representan también soluciones ecológicas más eficaces y únicas que ofrecen esperanzas, sobre todo mediante la redistribución de la riqueza para responder a la inmensidad de las necesidades humanas no satisfechas con recursos renovables limitados.

Davis cree que los trabajos de los vhutemas en Rusia, talleres superiores de arte y técnica creados por Lenin en 1920, podrían favorecer el uso democrático del espacio público con edificios comunitarios, equipamientos públicos, teatros, centros sociales, bibliotecas y lugares de encuentro, y mejorar el nivel de vida en ciudades en crisis demográfica y ecológica.

Notas:

[1] Planet of Slums, Planeta de ciudades miseria, Mike Davis.

[2] Guatemala, México, Nicaragua y Perú han logrado reducciones comprendidas entre el 21% y el 27%, mientras que Brasil ha visto cómo la población de sus favelas menguó en un 16%. Unos 10,4 millones de brasileños dejaron de morar en favelas en la última década. El mayor progreso ocurrió después de 2005, gracias a programas gubernamentales como la Bolsa Familia y Mi Casa Mi Vida.

[3] Evil Paradises: Dreamworlds of Neoliberalism: “Las ciudades alucinadas del neocapitalismo”: espacios consagrados al consumo, a la propiedad y al control.

[4] El presidente de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) de Brasil Marcio Augusto Meira alertó sobre el creciente número de aborígenes que migran a las urbes del país. El representante de la Agencia ONU-Habitat Christiple Lalande sostuvo que el principal desafío para esos indígenas que abandonan el campo por factores como la invasión de sus tierras, guerras o mejores oportunidades radica en el derecho a la residencia. Los aborígenes encuentran dificultades para asentarse y terminan viviendo en favelas.

[5] Las ciudades brasileñas de Goiania, Fortaleza y Belo Horizonte aparecen hoy entre las más desiguales del mundo en cuanto a la renta de sus habitantes. Sólo nueve urbes surafricanas y Lagos, en Nigeria, superan a las brasileñas. Brasilia también se ubica entre las de mayor índice GINI, parámetro que mide la desigualdad en una escala que va de 0 a 1. Las nueve ciudades surafricanas marcan entre 0,67 y 0,65; Lagos 0,64 y Goiania, Fortaleza y Belo Horizonte, igual o superior a 0,61, al tiempo que Brasilia tiene 0,60. Brasil también está entre los de desigualdad muy alta, con 0,58, sólo superado por Suráfrica (0,76), Zambia (0,66), Namibia (0,63), Zimbabwe (0,60) y Colombia (0,59). La ciudad de Río de Janeiro tiene 6 millones de habitantes de los cuales más de 2 millones viven en cerca de 700 favelas. Buena parte de la ciudad favelizada convive como mano de obra barata para complejos de ocio y de lujo, como resorts, marinas particulares, con gran circulación de lanchas, barcos y yates y hasta islas privadas.

[6] Durante el congreso «Tabaquismo y Mujer» realizado en el Hospital General de México, también se expusieron los resultados de investigaciones sobre la relación entre esa adicción y el comportamiento de los pacientes operados. Una persona fumadora eleva hasta en un 70 por ciento más el riesgo de sufrir alguna complicación grave al someterse a una intervención quirúrgica, informó Juan Antonio Domínguez, profesor titular del Curso de Cirugía Plástica del Hospital General de México. Entre las principales dificultades, el especialista ubicó los sangrados y los problemas respiratorios, pues el humo del tabaco daña severamente los sistemas circulatorio y respiratorio. En el caso de una operación estética se suman otros riesgos como la pérdida de tejido cutáneo y retraso en la cicatrización, por lo que se recomienda dejar de fumar al menos tres semanas antes de cualquier cirugía para tratar de desintoxicar el organismo.

[7] Las evidencias del peligro de la degradación del plástico duro fueron encontradas al analizar arena y agua de 200 lugares en 20 países del sudeste asiático y América del Norte, principalmente. Ese químico queda liberado por los policarbonatos y los revestimientos de resina epóxica, susceptibles a las temperaturas frías de los océanos. Un estudio difundido en el 2009 mostró que los plásticos ligeros de espuma blanca se deterioran rápidamente en los mares y liberan así sustancias potencialmente tóxicas. “Cuando se deshace la resina epóxica libera bisfenol A, un típico disruptor endocrino”, indicaron los científicos. Investigaciones anteriores mostraron que ese químico puede dañar a los moluscos, crustáceos y anfibios.

[8] Los expertos analizaron las historias clínicas de 1.169 pacientes de entre 50 y 75 años, la mitad de las cuales entre 1996 y 1997 padeció un tumor mamario tras el comienzo de la menopausia y el resto otros tipos de cáncer. El equipo trató de determinar la exposición de las mujeres a sustancias químicas durante su vida laboral. Como resultado encontraron que aquellas que trabajaron con fibras acrílicas o de nylon, cuando tenían 36 años, desarrollaron cáncer de seno tras la menopausia.

[9] En los últimos meses creció el número de denuncias de los pacientes referidas a incidentes ocasionados por la ruptura de las prótesis, con los consiguientes trastornos para la salud. La Agencia de Seguridad Sanitaria de Productos de la Salud de Francia pidió a quienes se aplicaron implantes de este tipo consultar a su médico para realizar el seguimiento correspondiente, ya que una inspección a la fábrica de las prótesis reveló la utilización de un gel de silicona diferente al descrito en el registro de aprobación.

[10] En enero se alertó sobre el tema cuando algunos fabricantes cambiaron el plomo, prohibido en joyas para infantes, por el cadmio. Las investigaciones demostraron desde que el metal pesado se desprende fácilmente de algunos artículos, lo que aumenta las preocupaciones sobre la exposición de los niños a esos tóxicos. Expertos encargados de estudiar el asunto concluyeron que el cadmio es cancerígeno como el plomo y puede afectar el desarrollo cerebral en personas muy jóvenes. Los niños no tienen que tragar un trozo de metal para estar expuestos. Pueden recibir dosis bajas pero persistentes si chupan o mordisquean los productos.

[11] Las enfermedades cardiovasculares se mantienen como la primera causa de muerte en España, seguida por los tumores y los males respiratorios, según datos de 2008 difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Las enfermedades mortales que más aumentaron fueron las dolencias relacionadas con trastornos mentales y con el sistema nervioso. Hace dos años, las tres principales causas de mortalidad fueron las enfermedades cardiovasculares, con 31,7 por ciento del total, los tumores (26,9) y las dolencias del sistema respiratorio (11,4). Las muertes vinculadas con trastornos mentales y del comportamiento crecieron 4,6 por ciento hasta las 12.879. En ese grupo sobresalieron las demencias, responsables de 11 mil 973 decesos. El suicidio se ubicó como la primera causa externa de defunción, con tres mil 421 personas fallecidas, monto similar al de 2007.

[12] La obesidad infantil en EE.UU. alcanza niveles alarmantes y mucho mayores a lo estimado, destaca un estudio realizado entre 700 mil niños y adolescentes del sur de California, divulgado en la revista Journal of Pediatrics. La obesidad de niños estadounidenses aumentó debido a la ingesta de comestibles chatarra adicionales a las comidas, tales como golosinas o papas fritas, reveló una investigación realizada por la Universidad de California del Norte a 31 mil menores entre 1977 y 2006.Según Barry Popkin, profesor de nutrición en la universidad de Chapel Hill y principal autor del estudio difundido en la revista Health Affaire, algunos pequeños picotean durante todo el día de forma continua. La ingestión de comida chatarra sin valor nutricional aporta diariamente 168 calorías adicionales, y más aun en los niños de entre 2 y 6 años. A nivel mundial, los entremeses como papas fritas, galletitas, barras de chocolate y otras golosinas representan el 27 por ciento del consumo diario de calorías de un niño. Alrededor del 98 por ciento de los niños en la última década consumió refrigerios además de la alimentación habitual, lo que contrasta con los años 70 del pasado siglo, cuando sólo el 74 admitió ingerir ese tipo de alimentos

[13] Un estudio divulgado en The New England Journal of Medicine dice que con solo disminuir tres gramos de sal diarios los estadounidenses se ahorrarían entre 60 mil y 120 mil casos de enfermedad coronaria; entre 32 mil y 66 mil accidentes cerebrovasculares (ictus), y de 54 mil a 99 mil infartos de miocardio al año. Adicionalmente, ahorrarían entre 10 mil y 24 mil millones de dólares anuales por concepto de salud, agrega la investigación.

Con información de Prensa Latina, Noticias 365, Adital y Bolpress.

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