Suicidándonos de a poco

Mi amigo Cali se fue a vivir a Chulumani. Lo que me cuenta en su último correo electrónico es terrible: en el otrora vergel llovía un promedio de 290 días al año, ahora llueve sólo 160 y lloverá cada menos si no se detiene la deforestación. Como consecuencia de la merma del agua del cielo, el bosque de ese sector de los Yungas de húmedo se convirtió en seco y las temperaturas “trepan como en el Chaco” y llegan con facilidad a rondar los 40 grados centígrados.