En relación al plan de asentamientos humanos en el departamento de Pando

Usted, en su carta abierta “Cambio climático: salvemos al planeta del capitalismo” del 28 de noviembre de 2008, señaló que “así como el mercado es incapaz de regular el sistema financiero y productivo del mundo, el mercado tampoco es capaz de regular las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que hay que atacar las causas estructurales del cambio climático, cambiando el sistema capitalista por un sistema de complementariedad, basado en el Vivir Bien, en armonía con la naturaleza”.

El cambio climático es tal vez el problema más importante y de más difícil solución a escala mundial, con serias y variadas consecuencias que llegarán en un plazo no muy distante.

El cambio climático es provocado por el efecto invernadero,  generado a su vez por el uso de combustibles fósiles –como el petróleo–, la deforestación a gran escala y la rápida expansión de la agricultura de monocultivo.

El efecto invernadero se incrementa debido al impacto de estas acciones sobre la capa de ozono –un manto natural de la atmósfera que evita que el planeta se congele–, provocando que los últimos diez años hayan sido los más calurosos desde que se tienen registros, pero se anuncia que en el futuro el clima será aún más caliente.

Directamente relacionado con el cambio climático aparece el problema de la deforestación, ya que dentro de sus múltiples y negativas consecuencias se encuentra el incremento en el dióxido de carbono en la atmósfera, uno de los principales gases «invernadero», que se libera al talar los árboles vivos donde se almacena el carbono.

Evitar los serios impactos del cambio climático requiere grandes recortes en las emisiones derivadas de usos energéticos y una completa erradicación de la deforestación. La deforestación es la segunda causa de emisión de gases invernadero causantes del cambio climático a escala mundial.

Los bosques tropicales, donde más acelerada está siendo la deforestación, contienen el 40 pro ciento de todo el carbono del planeta y juegan un papel vital en la mitigación de la creciente inestabilidad del clima.

Además, la deforestación provoca la reducción de la productividad general del suelo –el cual queda sujeto a la erosión–, se altera el ciclo hidrológico, disminuye en buena medida la biodiversidad y se reducen las reservas de nutrientes antes almacenadas en los restos de árboles y hojas.

El cambio climático y la deforestación resultan «devastadores» para la cuenca amazónica, región que alberga al bosque primario más grande del mundo, con casi 700 millones de hectáreas en nueve países y una superficie semejante al tamaño de Estados Unidos.

La deforestación y los incendios en el Amazonas son las principales fuentes de emisiones de CO2 (dióxido de carbono) en Brasil, contribuyendo al cambio climático, que, a su vez, aumenta el número de incendios.

Indonesia es, después de China y EEUU, el tercer país emisor de gases invernadero. El cuarto lugar lo ocupa Brasil, país que posee la mayor extensión de bosques tropicales del planeta. En Bolivia, el 70% de la deforestación ocurre en Santa Cruz, donde el agronegocio deforesta anualmente miles de hectáreas para sembrar monocultivos de soya para exportación.

Brasil es el cuarto productor mundial de gases de efecto invernadero, la mayoría de ellos causados por los incendios de la selva amazónica y la deforestación liderada por los ganaderos que destruyen una hectárea de selva amazónica cada dieciocho segundos.

El Gobierno brasileño es cómplice por permitir y subvencionar la expansión de la industria ganadera en la Amazonia, además, participa de algunas de las mayores granjas ganaderas de ese país (Bertín, JBS y Marfrig), responsables de la deforestación de la Amazonía.

Frenar la tala y posterior quema de los bosques para su conversión en cultivos, plantaciones forestales y pastos para el ganado, fundamentalmente en los países tropicales, se ha convertido en un elemento clave en la lucha contra el cambio climático.

La deforestación supone hasta un 20% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que en la actualidad se están estableciendo acuerdos para evitar la deforestación, entre ellas está la Iniciativa UNRED de Naciones Unidas, en la cual nuestro país es uno de los seleccionados a nivel mundial.

Como usted bien señaló: “La reducción de las emisiones, de la deforestación y degradación de bosques debe estar basada en un mecanismo de compensación directa de países desarrollados a países en desarrollo a través de una implementación soberana que asegure una participación amplia de comunidades locales y pueblos indígenas y un mecanismo de monitoreo, reporte y verificación transparentes y públicos”.

A pesar de lo señalado en junio del 2009, el gobierno boliviano anuncia en Cobija un nuevo programa de colonización, que consiste en trasladar a miles de familias del departamento de Cochabamba a territorios del bosque amazónico en el departamento de Pando. Estos grupos humanos serán trasladados a cuatro puntos del departamento, el primero es la Reserva Manuripi Heath, área protegida con gran producción de castaña; el segundo es Santa Rosa del Abuná; el tercero es el límite entre La Paz y Pando, lugar donde habitan pueblos Esse Ejjas y Takanas, y el cuarto punto se encuentra en la confluencia del río Negro y el Abuná, área donde se presume la existencia del pueblo indígena aislado Pacahuara.

Los territorios indígenas y los campesinos recolectores de castaña están probando ser más efectivos en la protección del bosque que todas las políticas forestales implementadas por gobiernos neoliberales, por lo que garantizar su supervivencia contribuye a mantener el bosque intacto, con su biodiversidad y productividad.

La contribución de los pueblos indígenas y campesinos extractivistas al manejo del bosque normalmente no ha sido reconocida por los gobiernos de turno, pero no puede ser igual en el caso de la actual administración, presidida por un mandatario indígena, que ha posesionado el “Vivir Bien” como nuevo paradigma del proceso de cambio.

Por esto, resulta incomprensible el Plan de Asentamiento de más de 4.000 familias en Pando, que pasa por encima de las necesidades de tierra de las familias pandinas en el departamento o que tuvieron que migrar a otras ciudades como Riberalta, cuando se derrumbó el ciclo del caucho. Pasa también por alto que en Pando no existen tierras aptas para la agricultura ni para la ganadería, de acuerdo al Plan de Uso del Suelo, por lo que en la Marcha del 2001, los campesinos de Pando lograron la dotación de 500 hectáreas (has) para actividades extractivistas en el proceso de saneamiento.

El traslado de miles de familias para colonizar el departamento de Pando, en zonas habitadas por comunidades campesinas e indígenas y recolectoras de castaña, supone la deforestación de al menos 4.000 has para la habilitación de viviendas, chacos y animales para subsistencia. De acuerdo al Plan de Asentamientos del Viceministerio de Tierras, dichas familias no serán dotadas con extensiones para actividades extractivistas, es decir 500 has, sino en cantidades de 20 a 100 has, que corresponden a parcelas agrícolas, es decir, con posibilidades de ser chaqueadas en toda su extensión.

Los funcionarios del Viceministerio de Tierras han informado que se trata de familias provenientes del Trópico de Cochabamba, acostumbradas a la monoproducción (coca, frutales u otros) para la generación de sus ingresos.

Por todo lo mencionado se puede concluir que los asentamientos generarán niveles crecientes de deforestación, ampliando aún más la frontera agrícola, habilitando mayores áreas de pastoreo para ganadería, destruyendo bosque y biodiversidad, deteriorando la capacidad de los suelos, agravado por el cambio de territorialidad, el desconocimiento de los bosques pandinos y de las relaciones que mantienen sus pueblos con ellos.

Por otra parte, los pueblos del bosque tienen el derecho a ser consultados mediante procedimientos apropiados y a través de sus organizaciones propias, cada vez que se promuevan medidas legislativas o administrativas, así como proyectos que puedan afectarlos, según reza el  Artículo 30 de la Constitución Política del Estado vigente y aprobada por el pueblo boliviano en enero de este año.

Asimismo, queremos mencionar que la propia Constitución obliga al Estado a garantizar la conservación de los bosques naturales en las áreas de vocación forestal, su aprovechamiento sustentable, la conservación y recuperación de la flora, fauna y áreas protegidas (Art. 387 y siguientes), y que la Amazonía boliviana constituye un espacio estratégico de especial protección por su elevada sensibilidad ambiental, biodiversidad existente y que debe regirse por ley especial (Art. 390 y siguientes); artículos que desde nuestro punto de vista se contradicen con el proyecto de asentamientos que quiere ejecutar el gobierno.

Por último, y lastimosamente, percibimos que se están ejecutando varias políticas y proyectos que contradicen los discursos consecuentes y valientes del Presidente del Estado Plurinacional, expresados en diferentes foros internacionales relacionados con la defensa del medio ambiente, el cambio climático, la naturaleza y la Madre Tierra. Por lo que, de continuar éstos proyectos, nos sentiremos en la obligación de denunciar ante la comunidad internacional, es decir, a todo el mundo, que en Bolivia, a nivel interno, se hace todo lo contrario a lo que dice en los hermosos discursos presidenciales.

*Recolector de castaña, ex dirigente campesino y actual presidente del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE). *Manuel Lima Hermano Presidente Evo Morales: Usted, en su carta abierta “Cambio climático: salvemos al planeta del capitalismo” del 28 de noviembre de 2008, señaló que “así como el mercado es incapaz de regular el sistema financiero y productivo del mundo, el mercado tampoco es capaz de regular las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que hay que atacar las causas estructurales del cambio climático, cambiando el sistema capitalista por un sistema de complementariedad, basado en el Vivir Bien, en armonía con la naturaleza”. El cambio climático es tal vez el problema más importante y de más difícil solución a escala mundial, con serias y variadas consecuencias que llegarán en un plazo no muy distante. El cambio climático es provocado por el efecto invernadero, generado a su vez por el uso de combustibles fósiles –como el petróleo–, la deforestación a gran escala y la rápida expansión de la agricultura de monocultivo. El efecto invernadero se incrementa debido al impacto de estas acciones sobre la capa de ozono –un manto natural de la atmósfera que evita que el planeta se congele–, provocando que los últimos diez años hayan sido los más calurosos desde que se tienen registros, pero se anuncia que en el futuro el clima será aún más caliente. Directamente relacionado con el cambio climático aparece el problema de la deforestación, ya que dentro de sus múltiples y negativas consecuencias se encuentra el incremento en el dióxido de carbono en la atmósfera, uno de los principales gases «invernadero», que se libera al talar los árboles vivos donde se almacena el carbono. Evitar los serios impactos del cambio climático requiere grandes recortes en las emisiones derivadas de usos energéticos y una completa erradicación de la deforestación. La deforestación es la segunda causa de emisión de gases invernadero causantes del cambio climático a escala mundial. Los bosques tropicales, donde más acelerada está siendo la deforestación, contienen el 40 pro ciento de todo el carbono del planeta y juegan un papel vital en la mitigación de la creciente inestabilidad del clima. Además, la deforestación provoca la reducción de la productividad general del suelo –el cual queda sujeto a la erosión–, se altera el ciclo hidrológico, disminuye en buena medida la biodiversidad y se reducen las reservas de nutrientes antes almacenadas en los restos de árboles y hojas. El cambio climático y la deforestación resultan «devastadores» para la cuenca amazónica, región que alberga al bosque primario más grande del mundo, con casi 700 millones de hectáreas en nueve países y una superficie semejante al tamaño de Estados Unidos. La deforestación y los incendios en el Amazonas son las principales fuentes de emisiones de CO2 (dióxido de carbono) en Brasil, contribuyendo al cambio climático, que, a su vez, aumenta el número de incendios. Indonesia es, después de China y EEUU, el tercer país emisor de gases invernadero. El cuarto lugar lo ocupa Brasil, país que posee la mayor extensión de bosques tropicales del planeta. En Bolivia, el 70% de la deforestación ocurre en Santa Cruz, donde el agronegocio deforesta anualmente miles de hectáreas para sembrar monocultivos de soya para exportación. Brasil es el cuarto productor mundial de gases de efecto invernadero, la mayoría de ellos causados por los incendios de la selva amazónica y la deforestación liderada por los ganaderos que destruyen una hectárea de selva amazónica cada dieciocho segundos. El Gobierno brasileño es cómplice por permitir y subvencionar la expansión de la industria ganadera en la Amazonia, además, participa de algunas de las mayores granjas ganaderas de ese país (Bertín, JBS y Marfrig), responsables de la deforestación de la Amazonía. Frenar la tala y posterior quema de los bosques para su conversión en cultivos, plantaciones forestales y pastos para el ganado, fundamentalmente en los países tropicales, se ha convertido en un elemento clave en la lucha contra el cambio climático. La deforestación supone hasta un 20% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que en la actualidad se están estableciendo acuerdos para evitar la deforestación, entre ellas está la Iniciativa UNRED de Naciones Unidas, en la cual nuestro país es uno de los seleccionados a nivel mundial. Como usted bien señaló: “La reducción de las emisiones, de la deforestación y degradación de bosques debe estar basada en un mecanismo de compensación directa de países desarrollados a países en desarrollo a través de una implementación soberana que asegure una participación amplia de comunidades locales y pueblos indígenas y un mecanismo de monitoreo, reporte y verificación transparentes y públicos”. A pesar de lo señalado en junio del 2009, el gobierno boliviano anuncia en Cobija un nuevo programa de colonización, que consiste en trasladar a miles de familias del departamento de Cochabamba a territorios del bosque amazónico en el departamento de Pando. Estos grupos humanos serán trasladados a cuatro puntos del departamento, el primero es la Reserva Manuripi Heath, área protegida con gran producción de castaña; el segundo es Santa Rosa del Abuná; el tercero es el límite entre La Paz y Pando, lugar donde habitan pueblos Esse Ejjas y Takanas, y el cuarto punto se encuentra en la confluencia del río Negro y el Abuná, área donde se presume la existencia del pueblo indígena aislado Pacahuara. Los territorios indígenas y los campesinos recolectores de castaña están probando ser más efectivos en la protección del bosque que todas las políticas forestales implementadas por gobiernos neoliberales, por lo que garantizar su supervivencia contribuye a mantener el bosque intacto, con su biodiversidad y productividad. La contribución de los pueblos indígenas y campesinos extractivistas al manejo del bosque normalmente no ha sido reconocida por los gobiernos de turno, pero no puede ser igual en el caso de la actual administración, presidida por un mandatario indígena, que ha posesionado el “Vivir Bien” como nuevo paradigma del proceso de cambio. Por esto, resulta incomprensible el Plan de Asentamiento de más de 4.000 familias en Pando, que pasa por encima de las necesidades de tierra de las familias pandinas en el departamento o que tuvieron que migrar a otras ciudades como Riberalta, cuando se derrumbó el ciclo del caucho. Pasa también por alto que en Pando no existen tierras aptas para la agricultura ni para la ganadería, de acuerdo al Plan de Uso del Suelo, por lo que en la Marcha del 2001, los campesinos de Pando lograron la dotación de 500 hectáreas (has) para actividades extractivistas en el proceso de saneamiento. El traslado de miles de familias para colonizar el departamento de Pando, en zonas habitadas por comunidades campesinas e indígenas y recolectoras de castaña, supone la deforestación de al menos 4.000 has para la habilitación de viviendas, chacos y animales para subsistencia. De acuerdo al Plan de Asentamientos del Viceministerio de Tierras, dichas familias no serán dotadas con extensiones para actividades extractivistas, es decir 500 has, sino en cantidades de 20 a 100 has, que corresponden a parcelas agrícolas, es decir, con posibilidades de ser chaqueadas en toda su extensión. Los funcionarios del Viceministerio de Tierras han informado que se trata de familias provenientes del Trópico de Cochabamba, acostumbradas a la monoproducción (coca, frutales u otros) para la generación de sus ingresos. Por todo lo mencionado se puede concluir que los asentamientos generarán niveles crecientes de deforestación, ampliando aún más la frontera agrícola, habilitando mayores áreas de pastoreo para ganadería, destruyendo bosque y biodiversidad, deteriorando la capacidad de los suelos, agravado por el cambio de territorialidad, el desconocimiento de los bosques pandinos y de las relaciones que mantienen sus pueblos con ellos. Por otra parte, los pueblos del bosque tienen el derecho a ser consultados mediante procedimientos apropiados y a través de sus organizaciones propias, cada vez que se promuevan medidas legislativas o administrativas, así como proyectos que puedan afectarlos, según reza el Artículo 30 de la Constitución Política del Estado vigente y aprobada por el pueblo boliviano en enero de este año. Asimismo, queremos mencionar que la propia Constitución obliga al Estado a garantizar la conservación de los bosques naturales en las áreas de vocación forestal, su aprovechamiento sustentable, la conservación y recuperación de la flora, fauna y áreas protegidas (Art. 387 y siguientes), y que la Amazonía boliviana constituye un espacio estratégico de especial protección por su elevada sensibilidad ambiental, biodiversidad existente y que debe regirse por ley especial (Art. 390 y siguientes); artículos que desde nuestro punto de vista se contradicen con el proyecto de asentamientos que quiere ejecutar el gobierno. Por último, y lastimosamente, percibimos que se están ejecutando varias políticas y proyectos que contradicen los discursos consecuentes y valientes del Presidente del Estado Plurinacional, expresados en diferentes foros internacionales relacionados con la defensa del medio ambiente, el cambio climático, la naturaleza y la Madre Tierra. Por lo que, de continuar éstos proyectos, nos sentiremos en la obligación de denunciar ante la comunidad internacional, es decir, a todo el mundo, que en Bolivia, a nivel interno, se hace todo lo contrario a lo que dice en los hermosos discursos presidenciales. *Recolector de castaña, ex dirigente campesino y actual presidente del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE).

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