La actividad estuvo inspirada en el concepto de soberanía alimentaria, que constituye el derecho de los pueblos y de sus estados a definir sus políticas agrarias y alimentarias, considerando a la alimentación como un derecho humano básico que debe ser garantizado por los gobiernos.

Esta seguridad tiene como objetivos el mantenimiento de la biodiversidad y el control nacional sobre los alimentos y la agricultura. Al mismo tiempo, reconoce el derecho de los consumidores a decidir lo que quieren consumir y quién lo produce, además de proteger la producción campesina y de pequeños productores.  

Las obras

Los guiones y puesta en escena estuvieron a cargo de los mismos estudiantes. Los instructores de teatro de IRPIRI colaboraron con talleres de artes escénicas, lenguaje escénico, manejo de voz y desplazamiento en escenario. La creación de personajes y de guiones fue una acción colectiva en cada unidad educativa.

La creatividad de los participantes y su capacidad de imaginar en base a un tema cotidiano como es la alimentación destacó de manera especial. Los jóvenes también tuvieron una participación brillante, pero los personajes de los más pequeños resaltaron por la fantasía unida a la realidad. El mensaje final de la obra ganadora de primaria decía: “No permitas que la muerte te siga. Tienes derecho a vivir y a alimentarte bien. Es el mejor camino que puedes encontrar. Sólo tú lo puedes evitar”.

Los personajes más recurrentes en las creaciones colectivas fueron la muerte, la enfermedad, los médicos, la comida chatarra, los dulces, la comida saludable, las verduras y frutas. Los temas más abordados están relacionados a las contradicciones de la sociedad de consumo. Por ejemplo, se presentaron personajes de la cultura aymara frente a gente que sigue estereotipos modernos, una cholita muy fornida frente a una modelo “que parecía un alambre”, los achachilas Illimani, Chacaltaya y Sajama frente al mister vendedor de semillas transgénicas. 

Una obra de los niños, titulada “El país de las maravillas”, hizo una dura crítica a la política en Bolivia, pues presentó los bandos de “los autonomistas” y aquellos que apoyan “el proceso de cambio”. Ambos entraron gritando consignas con pancartas como en una manifestación. Sin embargo, detrás de todo esto se encontraban dos hermanitos huérfanos, Carol y Roberto, que no tenían qué comer y que habían quedado en la calle después de la muerte de sus padres.

Una noche, uno de ellos muere frente a la indiferencia de los políticos, lo que es una realidad de todos los días. El relator de la historia contaba: “Cayó la tarde. Los que supuestamente gobernaban se fueron a descansar a sus hogares, a encontrarse con sus familias y a comer una rica cena. Pero la suerte no es la misma para Roberto y Carol, pues andan vagando por las calles, buscando trabajo para sobrevivir”.

Otra obra de los niños de primaria, llamada “Semillas mágicas”, tocó el tema de los transgénicos y nuestros orígenes culturales. Es decir, mostró los rituales de la Pachamama, que se pierden por el ingreso de ciertas semillas donadas por un “mister”, las cuales, para producir, no necesitan de la interacción con la Madre Tierra. Éstas, se producen solas, pero los apus achachilas también quedan solos, abandonados porque su gente se ha olvidado de ellos.

En la obra las divinidades andinas, vuelven a hablar y buscar a los  hombres: El Illimani llama a Jaime, el campesino que aceptó las semillas transgénicas: “Hermano, ¿te das cuenta de lo que has hecho? Es tarde, la Pachamama y nosotros estamos débiles, pero todavía estamos vivos. Sólo depende de ustedes, hermanos. La Pachamama se desangra. Si ella muere, nosotros también y ustedes vendrán con nosotros y será el fin de la existencia”.

Los profundos mensajes de los niños y jóvenes, con la crítica a la sociedad moderna, a favor de la soberanía alimentaria, junto a las historias que se narraron, dan cuenta de los problemas reales y de los posibles caminos de solución. Éste es un mensaje para todas las instituciones y la gente en general que piensa en el problema de la alimentación y la soberanía alimentaria como un conflicto que se resuelve en la teoría.

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